El nombre de Juan Gila Boza no es especialmente conocido ni reconocido, pero su participación en la historia española, y en concreto en los años circundantes a la Guerra Civil, es esencial. Este hombre, que ahora tiene 91 años, fue un topo comunista en Falange de Sevilla entre 1933 y 1948. La periodista y escritora Mercedes de Pablos recoge su historia en Las hoz y las flechas, un libro que presentó la autora el jueves en la Asociación de la Prensa de Cádiz, y que cuenta cómo sirvió a un bando y a otro hasta que en abril de 1948 fue delatado y detenido, acusado de rebelión.
-¿Cómo se infiltra un comunista en Falange?
-Antes de la Guerra Civil, la Falange estaba recién formada y la componía un grupo minoritario a los que hoy llamaríamos terroristas. Habían cometido atentados y asesinatos en Sevilla y el Partido Comunista (PC) necesitaba información.
-¿Por qué fue Juan el elegido?
-Por casualidad. Apareció en una fotografía de prensa en un mítin de Primo de Rivera y los comunistas pensaron que sería la persona idónea. Prepararon un falso atentando contra un alto dirigente de Falange, al que Juan protegió. Esto hizo que se ganara la confianza absoluta de ellos.
-¿Nunca levantó sospechas?
-No. Juan era muy cuidadoso y escrupuloso. Fue posible gracias a su templanza y su disciplina.
-¿Fue realmente útil para el Partido Comunista?
-Pasó mucha información, fue muy útil para unos y para otros. Era ferroviario, viajaba gratis y ambos lo utilizaron como correo, supongo que llevaría armas, además de documentos y otros materiales.
-¿Cómo le surge la idea de contar la experiencia de Juan?
-Fue un regalo. Buscaba información para hacer una crónica periodística sobre la Guerra Civil en Sevilla. Encontré una entrevista a Juan en el archivo de CC. OO. y me pareció muy interesante. Su testimonio confirma que el mejor guión es la vida real.
-¿Qué piensa de las opiniones aparecidas en prensa sobre los supuestos datos erróneos de su libro?
-En algunos casos, son opiniones de quienes no lo han leído. Hay cierto patrimonialismo de los historiadores que no ven bien que otros hagan trabajos de este tipo. En una segunda edición haría algunos ajustes de fechas y datos geográficos. Juan Antonio Díaz Velasco se sintió aludido y escribió en prensa, pero no es él, es otro que se llama igual y tiene una vida similar. Está contrastado.
-¿Y la teoría de que más bien fue un espía de Falange en el PC?
-Esta tesis que defiende el historiador Francisco Espinosa no se sostiene. Hay muchas versiones, yo he corroborado lo que me contó Juan con documentos y los testimonios de sus camaradas.
-¿Qué le ha aportado su caso?
-Que es esencial conocer el dolor y la valentía de quienes vivieron la historia. La compasión cívica, no religiosa, es el gran valor humano y la mejor lección que nos ha legado la gente del pasado.