La calidad humana y profesional de Antonio Nieves, que siempre será recordada por todos cuantos hemos tenido la suerte de haberle tratado personalmente, merece sea también conocida por todos aquellos que no han tenido esa dicha.
El desgraciado accidente que ha acabado con su vida y que tan profundamente nos ha impresionado a sus familiares, amigos y compañeros justifica estas líneas de recuerdo. Antonio ha sido una gran persona, un gran abogado y un gran amigo de sus amigos. Con tan solo 41 años, Antonio había sabido ganarse el respeto profesional y afecto de todos. Hombre familiar, discreto, trabajador y «buena gente» -como se llama en esta zona a las personas de bien-, era Antonio un defensor eficaz de todo tipo de causas. Son muchos los clientes que lo podrán atestiguar, desde particulares sencillos que acudían a él para los asuntos más variados hasta empresas de muy diversos sectores y dimensión. Su paciencia y buen hacer le habían llevado a obtener un reciente éxito que le llenaba de orgullo: el reconocimiento del derecho de su cliente a ser indemnizado por el Estado como consecuencia del mal funcionamiento de la administración de justicia en un caso que tuvo un retraso de nada menos que nueve años entre el inicio y el final del procedimiento. Constante, no daba nunca nada por perdido.
Cazador entusiasta, vivió alguna que otra graciosa y comprometida situación que al ser relatada por Boly Guerrero se engrandecía notablemente y la hacía aun más divertida. Los cotos de caza en los que tantas horas pasó le echarán, seguro, de menos tanto como lo haremos sus amigos.
Felizmente casado con Teresa -una mujer bondadosa y siempre amable con todo el mundo- y con tres hijos pequeños que siempre podrán sentirse orgullosos de su padre, Antonio nos ha dejado un vacío que va a ser imposible llenar. Descanse en paz.
Evaristo Babé. Jerez