-¿Por qué decidió dedicarse a esta profesión?

-Yo estudié Pedagogía y siempre quise especializarme en la rama sanitaria, así pues cuando finalicé opte por especializarme en Logopedia. El por qué, pues para mí fue la curiosidad, ya que me llamaba poderosamente la razón que una persona sorda pudiese hablar. Así que tras formar parte de la Asociación El Duende, busqué trabajo y ya llevo dos años en un Centro Médico.

-¿Cómo es su trabajo en éste?

-Por las mañanas atiendo a las personas que solicitan consulta y por las tardes me acerco hasta las casas de aquellos pacientes que por algún tipo de problema (o bien una parálisis o alguna minusvalía) no pueden acudir al Centro Médico.

-¿Qué tipo de personas acuden a una consulta de un logopeda?

-Pues veras, desde un niño pequeño que no pronuncia bien la letra 'r', a una persona que es tartamuda o que ha sufrido algún tipo de infarto que le ha inmovilizado determinadas zonas del cuerpo, por lo que pierden el habla a nivel de comprensión o a nivel de articulación. Estos últimos pacientes son los que más se dan, por desgracia, ya que las enfermedades cardiovasculares están a la orden del día.

-¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo ?

-Ver como las personas poco a poco se superan así mismas. Aunque te tengo que confesar que este trabajo también es muy duro. Hay veces que tienes pacientes muy recuperados y que sufren de nuevo un infarto y vuelven al punto de origen o personas a las que les has cogido cariño y se mueren.

-Asistir a un logopeda no está alcance de todos...

-Ir a un logopeda no es barato, sino más bien todo lo contrario. Aunque debería haber por ley uno en cada centro educativo de la ciudad, lo que facilitaría la recuperación de muchos niños que tienen verdaderos problemas de este tipo.