Los barones autonómicos del PP se conjuraron con Mariano Rajoy para frenar su participación en las reformas de los estatutos de autonomía en sus respectivos territorios por miedo a que el PSOE pueda cambiarlas en el Congreso, en alianza con los nacionalistas. Los populares no llevarán la iniciativa de los cambios estatutarios en las autonomías en las que gobiernan y no prestarán su apoyo a modificaciones arriesgadas en asambleas donde estén en minoría.
«Como venga una gilipollez de alguna comunidad autónoma, la voto en contra en el Congreso», les advirtió Mariano Rajoy a sus líderes territoriales cuando pidió una posición unánime en política autonómica y el rechazo a cualquier tentación reformista que pueda romper el discurso nacional del partido. Fue el presidente de La Rioja, Pedro Sanz, quien dio la voz de alarma sobre los riesgos que corre el PP en el proceso de cambios estatutarios en autonomías cuyas reformas no regresan a los parlamentos autonómicos tras su tramitación en las Cortes Generales.
El ejemplo de la Comunidad Valenciana resultó elocuente para los populares, quienes creen que el PSOE habría roto el pacto estatutario en Madrid -para modificar la ley electoral con los nacionalistas e Izquierda Unida en contra de la opinión del PP- de haber tenido el Congreso la última palabra. «Nos habrían impedido el acceso al gobierno para siempre», explica un dirigente del equipo de Francisco Camps para destacar la relevancia de los cambios electorales que pretendían hacer los socialistas con IU.
«No se atrevieron porque amenazamos con rechazar el texto cuando volviera a las Cortes Valencianas», asegura.
Última palabra
Sin embargo, los presidentes de La Rioja, Madrid, Baleares y Murcia saben que la tramitación de sus respectivas reformas estatutarias concluye en el Parlamento español y sus asambleas autonómicas no pueden decir la última palabra. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, está decidida a aplazar su proyectados cambios para establecer circunscripciones electorales. «Da igual lo que aprobemos en Madrid si después el PSOE rompe el pacto y acuerda con IU y los nacionalistas un sistema electoral distinto que aprobaría el Congreso», se queja un miembro del equipo de Esperanza Aguirre.
'Maitines'
En el primer análisis político tras la Semana Santa, la cúpula del partido vio confirmados sus temores en Andalucía. Durante la reunión de los tradicionales maitines del pasado lunes, los dirigentes populares apreciaron un cambio de actitud en los socialistas andaluces a los que acusaron de romper el pacto previo con el PP sobre la denominación de Andalucía. Atribuyeron la novedad a la pretensión de Manuel Chaves de «justificar en Andalucía lo que ha hecho del PSOE en el Parlamento con el Estatuto de Cataluña».
El propio Rajoy afirmó ayer que es «ridículo» que el PSOE defienda «una realidad nacional para meter una fórmula igual que la catalana y quitar del estatuto la expresión 'unidad indivisible de España'». Aunque admitió -en una entrevista en RNE- que «es peor el catalán que el andaluz» calificó de «error monstruoso» el cometido por los socialistas andaluces con las enmiendas introducidas al texto de la ponencia. Advirtió de que no se pondrá contar con la colaboración del PP para sacar adelante este documento.
«Nunca he visto una cosa tan ridícula como este follón en el que nos han metido con los estatutos», dijo.