Ya se acabó la Semana Santa, pero mucho me temo que, como todos los años, sus restos se notarán durante mucho más tiempo. Me refiero a la cera de las velas de los penitentes, que se queda pegada en las carreteras del centro y causa muchas molestias al conducir. Aparte del ruido que hacen las ruedas con la cera pegada, en las calles donde hay adoquines puede resultar hasta peligrosa, porque en ocasiones los vehículos se pueden deslizar por esa sustancia pegajosa y causar accidentes.
He leído en su periódico que el sábado empezaron a limpiar las calles tras retirar los palcos y tribunas, y yo también pude ver personalmente a trabajadores de la limpieza regando las calles para acabar con la suciedad. Pero no es suficiente, porque con el calor la cera pegada a las carreteras se derrite y puede ser aún más peligrosa. Por eso creo que se deberían hacer más esfuerzos y limpiar mejor las calles, aunque haya que raspar el suelo, con más gente y más medios, para dejar el centro tal y como estaba antes de la Semana Santa.
Me gusta mucho esta fiesta, pero también creo que los responsables del Ayuntamiento a los que les corresponda deben pensar en todos y en que la organización de la Semana Santa no es sólo antes y durante su celebración, sino también después. Muchas gracias.
María del Carmen Paz. Jerez