La voz Digital
Lunes, 17 de abril de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


GENTE
Gente
Varón
Varón
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

De cero a cien, en pocos segundos. Esta máxima, utilizada a menudo para definir la capacidad de aceleración de un coche, podría ser aplicada ahora a Inés Sastre. La modelo ha pasado, de soltera indómita y empedernida, a mujer casada y pronto madre de familia. Y todo, en un parpadeo.

El viernes de la semana pasada fue ese día en el que nos acostamos convencidos de que Inés Sastre nunca sentaría cabeza y al despertar nos la encontramos embarazada y vestida de novia. Hay quien aún no se ha recuperado del shock que sufrió.

Y eso que, pensándolo bien, quizá no deberíamos sorprendernos tanto. Las cosas suelen ser así: cuanto más enorme es la expectativa, más diminuto el resultado. Como venía a decir Truman Capote en uno de sus libros, en la vida malgastamos infinitas energías armándonos de valor para cosas que... generalmente no ocurren. Y, por supuesto, al revés. De una mujer tan bella, inteligente y codiciada como Inés Sastre se esperaba como poco la boda, si no del siglo, al menos de la década. Máxime, después de las innumerables catas que ha realizado en busca de su media naranja. Claro que después de tanto probar candidatos, casi todos aristócratas, Inés se arriesgaba a que la comparasen con la del famoso chiste. Aquella que proclamaba: «¿Conde o nada!». Y le llamaban la condenada...

Mas hete aquí que, en un ataque de pragmatismo, Sastre se ha ido a casar con un amigo de hace diez años en una boda sorpresa, de penalti, que diría un castizo, con vestido premamá y encima en el extranjero... El afortunado se llama Álex Corrías. Y no, no es barón con be. Pero como varón, con uve, ya se puede ir acostumbrando a que, a partir de ahora, otros hombres le miren con cara de estar pensando: ¿Qué tendrá ese calvo que no tenga yo?



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento