El Valencia le robó al Espanyol la inspiración que le dio al equipo catalán el título de Copa del Rey el pasado miércoles y le goleó en un partido en el que los espanyolistas encajaron el primer gol de penalti y jugaron la última media hora en inferioridad tras la expulsión de Costa.

Si las circunstancias pudieron ser favorables para el Espanyol en la final de Copa, hoy fueron completamente adversas ya que, al margen de las opiniones en torno al penalti y en la expulsión, el equipo catalán encajó dos goles de cabeza en dos minutos y apenas fue capaz de crear problemas durante todo el partido ante la meta local. Con este resultado, el Valencia conserva intactas sus aspiraciones de ser segundo y el Espanyol se mantiene en una situación delicada de cara a la permanencia en Primera.

Empezó suelto y ofensivo el Valencia y suyo fue el primer cuarto de hora en cuanto a juego, ante un rival al que le costó entrar en el partido. Tuvo que esperar el Espanyol a que Iván de la Peña entrara en juego para neutralizar la energía inicial del Valencia. Cuando el centrocampista del equipo catalán fue capaz de dirigir el juego de su equipo, el Espanyol empezó a trenzar un fútbol más incisivo.

El partido avanzaba hacia el descanso con la fuerzas niveladas cuando Carboni interceptó el balón, se lo cedió a Villa y el árbitro señaló penalti tras una entrada de Moisés. El propio Villa batió a Iraizoz por la derecha del portero y con esa mínima ventaja se llegó al minuto el 45.

La segunda parte fue más pródiga en ocasiones de gol. La primera de ellas fue para Villa, que no llegó a un pase de Angulo sólo ante la meta rival. La segunda fue para Zabaleta, que no logró el empate por culpa de una buena acción de Cañizares. La tercera, poco después de la expulsión de Costa, fue para Regueiro, pero Iraizoz la desbarató. La inferioridad numérica del Espanyol dio paso a un partido distinto, en el que el conjunto visitante corrió más riesgos, lo que contribuyó a que el Valencia, aunque fuera en una acción a balón parado, lograra el segundo gol en un cabezazo de Ayala tras una falta sacada por Villa. Casi de inmediato llegó la sentencia cuando Mista, en el primer balón que tocó, cabeceó un centro de Angulo e hizo el 3-0. Fue Baraja el que materializó el 4-0 y sentenció el partido con rotundidad ante un rival que perdió con justicia, pero que se llevó más goles de los que su fútbol mereció.