Josefa Jiménez era una auxiliar de enfermería del hospital Puerta del Mar que su fractura de rodilla le impide todavía hacer su cama, «y menos aún la de un enfermo». Su particular calvario empezó en 1994 con una fractura de tibia. El hueso dio su cara más amarga en noviembre de 2000, fecha en la que el servicio de Traumatología reconoce que tiene un espolón en el cóndilo interno de su rodilla y ausencia de cartílago. Josefa cogió la baja, pero en enero de 2001, el inspector Casto le dio el alta «por mejoría que le permite realizar su trabajo habitual», según reza en el informe de la inspección. Josefa fue operada de la rodilla a primeros de 2002.
No ha sido la única trabajadora del Puerta del Mar que se ha enfrentado al inspector que ahora se encuentra en prisión por su imputación con la trama de las pensiones. La auxiliar de enfermería Carmen B. presentó un parte de baja en abril de 2004 avalado por el especialista. En el expediente se reconocía que la mujer sufría una depresión y se aconsejaba el cambio de puesto de trabajo. un mes después de tramitar la baja, el inspector Casto la llama y le da el alta directamente. Carmen recurre, pero su alta se hace efectiva en junio. Pese a todo, estuvo varios meses en tratamiento psiquiátrico.