En la pequeña iglesia de San Pablo se preparaban los hermanos de Ecce-Homo para el desfile procesional. Este año había que dar la vuelta por el interior de la casa contigua para acceder al templo. El espacio era reducido pero la experiencia y el saber de los miembros de esta cofradía resultaron claves para que todo saliera a la perfección.
Pese a las dificultades, algunas personas muy vinculadas a esta archicofradía puedieron seguir la salida desde dentro de San Pablo. Fernando Santiago fue fiel a su cita y acudió como máximo representante de la Asociación de la Prensa. Pero también estaban otros conocidos profesionales del gremio como Emilio López, Fernando Pérez y por supuesto, Melchor Mateo, capataz del paso de palio. También estuvieron en San Pablo hermanos veteranos como Isidro Sánchez (vice hermano mayor), Melchor Mateo padre y el abogado Miguel Iglesias.
Antes de abrirse las puertas de la iglesia, el director espiritual dedicó unas palabras a los penitentes y cargadores. A las seis menos veinte de la tarde la cruz de guía estaba en la calle y se dirigía hacia Novena. En ese momento un niño pequeño vestido de monaguillo rompía a llorar. Se trataba de Fernando Pérez Rendón. Tiene menos de un año y parece que se ha asustado cuando un penitente le ha cogido en brazos. Su padre lo soluciona rápidamente y sigue la retransmisión con él. Mientras tanto, el paso de misterio se sitúa para la salida. Otro de los momentos de la tarde lo protagoniza Isidro Sánchez. Por segundo año se ha quedado sin salir por problemas en una rodilla pero está muy emocionado. Isidro da el primer martillazo para la levantá del Cristo en el interior de templo.
La maniobra se presenta complicada por las dimensiones de un paso en el que sigue destacando el impresionante manto rojo del Cristo. Aunque ha pasado mucho tiempo por él, se trata de una de las piezas más valiosas de la Semana Santa gaditana. Sólo se escucha la voz del capataz, Francisco Rodríguez Rincón. Junto a él está Antonio Pérez. «Todos por igual. Gloria para mi Cristo del Ecce-Homo».
A las seis menos cinco el paso está en la calle. Se produce después un leve retraso. El caso es que no ha llegado la banda de cornetas y tambores del Cautivo de Santa Genoveva de Sevilla que tiene que acompañar al misterio. Los músicos de Los Palacios que acompañan a la Virgen tocan el himno y también la primera marcha que suena: Ecce-Homo. Rápidamente, el hermano mayor y otros miembros de la junta de gobierno deciden que cuatro tambores de la Virgen vayan con el Cristo y se ponen en contacto con la banda sevillana. Al parecer ya han llegado. Más tarde, en la calle Valverde, ya se incorporaba la agrupación musical.
A las seis y diez se empieza a mover el palio en el interior de San Pablo. Melchor Mateo dirige a los suyos. Rezan un Padrenuestro. Centran el paso y los elevan en paso. 850 kilos suspendidos sobre los brazos de los cargadores mientras que le quitan las patas al paso. A las seis y veinte María Santísima de las Angustías y San Juan Evangelista están en la calle. Su palio, que permite dejar pasar la luz, se percibe ahora mucho mejor. Suena el himno y posteriormente, con la marcha Ecce-Homo, el palio se dirigía hacia la calle Novena para iniciar su desfile procesional.
Un año más, el clasicisimo más arraigado volvió a hacerse presente en la Semana Santa, con la presencia de esta achicofradía en nuestras calles. Tras recorrer la carrera oficial, alrededor de las doce de la noche, la hermandad terminaba de pasar por San José para regresar a su templo por San Pedro, Valverde y Novena, completando así su itinerario, por fin, sin sobresaltos meteorológicos.