Con la segunda jornada del Masters de Augusta, primer torneo de Grand Slam de la temporada, se esfumaron las esperanzas españolas puestas en José María Olazábal y Sergio García, que eran favoritos para conquistar la apreciada chaqueta verde. En el caso de Miguel Ángel Jiménez, el malagueño ascendió posiciones ayer, pero se encontraba a seis golpes del líder, cuando el juego fue suspendido a causa de una tormenta. Olazábal, con +1, estaba a siete golpes de la cabeza a mitad de su tercer recorrido (nueve hoyos), y Sergio García se hundió, con +4, tras sus cinco primeros hoyos de la penúltima ronda.
A última hora de la tarde, el mejor español del torneo era Jiménez después de que el malagueño disputase seis hoyos, con dos birdies consecutivos al 2 y al 3, para colocarse al par del campo, y con un golpe de ventaja sobre Olazábal. Al donostiarra sí le dio tiempo a disputar sus nueve primeros hoyos antes de la suspensión, y realizó en esa mitad de ronda tres birdies y un bogey. Sergio García, en cambió, fue a peor, con dos bogeys al 1 y al 5.
Ayer la climatología fue muy adversa, pero el segundo día no pudo ser mejor para hacer una ronda bajo par, como corroboraba Olazábal, que ganó sus dos Masters (1994 y 1999) con un tiempo excelente, aunque ningún representante de la escuadra española tuvo el viernes el santo de cara. Invertidos los términos de la jornada anterior, el primero en acabar su ronda fue Sergio García, descontento, desanimado. Él mismo cerró las puertas a una posible victoria que ansía desde hace mucho tiempo: desde que explotara todo su potencial en Medinah, en el PGA de Estados Unidos de 1999, año en que ganó la medalla al mejor amateur clasificado en el Masters.
Pero ya han pasado siete años, y el castellonense da la talla en los torneos grandes, pero no acaba de rematar. Quizá le estemos pidiendo demasiado a quien es el número 6 del ránking mundial sin haber conseguido ningún Grande y sólo tiene 26 años. Olazábal conquistó su primer Grand Slam con 28 años y dos meses.
Sergio, «a conformarse»
«Tal y como estoy jugando no hay mucho que hacer. Terminar las dos rondas que quedan y para casa. Y si durante el fin de semana hago 68 pues muy bien, lo mismo que si hago 78. A conformarse», dijo Sergio García, muy insatisfecho con su juego.
El líder Chad Campbell terminó con una vuelta de 67 golpes para -6, y García en el puesto 30 estaba con +2 a ocho golpes a falta de dos rondas, con lluvias y parones este sábado. El campo que iban a jugar en la tercera jornada sería muy diferente al de días anteriores.
Jiménez, más agresivo
Así lo vio Miguel Ángel Jiménez, el más positivo de los tres españoles. Pese a que el malagueño llegaba con menos expectativas, se fue creciendo a medida que iban pasando los hoyos y su juego fue tomando consistencia. «He jugado un poco más agresivo; a por la bandera, que es lo que me gusta. Me he visto un poco mejor de juego. Es verdad que el coco ha trabajado lo suyo porque hoy ha sido un día de estrategia cien por cien, y he sido más agresivo. Si hubiera tenido el santo más de cara igual en vez de acabar con +2 acabo con -4. Me ha faltado ese medio metro de bote en el green que te hace patear para birdie desde metro y medio o para salvar el par desde 15 metros», apuntó Jiménez.
El malagueño volvió a sacar a pasear unos zapatos aleopardados, de la casa Nebuloni, que han sido la admiración del torneo. «He sacado la garra, como Tiger. Y además, llevo unos calcetines altos de la marca Medilast, especial para golfistas, que me han descansado mucho las piernas. Con las cuestas de Augusta no estoy nada cansado», añadió el malagueño.
Los fallos de Olazábal
Olazábal fue el último en cerrar capítulo el viernes. El vasco fue a más, recuperando posiciones, y llegó a colocarse con +1, con el birdie al par 5 del hoyo 15. Pero terminó con dos bogeys en los tres últimos hoyos y con la desesperación del trabajo de todo un día tirado por la ventana. «No se pueden cometer errores en este campo, y yo he cometido muchos. He estado mucho mejor con los hierros, pero he fallado más calles».