El anunciado paseo por la Carrera Oficial tuvo un pequeño desvío. El primer teniente de alcalde, Pedro Pacheco, inauguró ayer el aparcamiento subterráneo de la plaza del Arenal en el transcurso de un acto en el que los medios habían sido convocados para recorrer la Carrera Oficial de la Semana Santa. Sin embargo, no es la primera vez que el coordinador del área de Política Territorial juega al escondite con los medios, como se pudo comprobar el pasado mes de diciembre, cuando abrió al tráfico por sorpresa la plaza de Madre de Dios.
El líder del PSA no esperó a nadie, ni siquiera a sus compañeros de gobiernos socialistas Antonio Fernández Ortega, Francisco Lebrero e Irene Canca, que acababan de salir de la junta de Gobierno local, y que se incorporaron al recorrido subterráneo tras una veloz carrera a lo largo de la calle Latorre.
La entrada del primer vehículo en el aparcamiento, que coincidió casualmente con la llegada del primer teniente de alcalde, fue saludada por el propio Pedro Pacheco al pie de la rampa de la calle San Agustín.
Tras recorrer las dos primeras plantas de las cuatro con las que cuenta el subterráneo, Pacheco, que había firmado previamente la recepción de la nueva infraestructura, salió a la superficie, donde bendijo el aparcamiento.
«Es una obra ideal para que los padres vengan con sus hijos a disfrutar de la Semana Santa», manifestó Pacheco, que agradeció a la constructora Azvi «el esfuerzo realizado» para tener la infraestructura terminada a tiempo para la Semana Santa.
El primer teniente de alcalde, que dio por concluidos los trabajos en el subterráneo, confirmó que habrá que esperar bastante más, concretamente «tres meses», para que se reabra toda la superficie de la plaza del Arenal, aunque se podrá transitar por la zona externa, mientras que el interior permanecerá acotado debido a los trabajos de colocación del empedrado.
Dificultad
El director general de Azvi, Santiago Varela, incidió en que «la obra no ha sido fácil», porque hubo que realizar una cimentación por pantallas y anclajes para evitar afecciones a los edificios que circundan la plaza. Varela arguyó además que las obras sufrieron un parón de cinco meses tras el hallazgo de restos arqueológicos. «A veces es mejor esperar un poco más y respetar las medidas arqueológicas que nos pidieron», resaltó el director general de Azvi, que explotará el aparcamiento durante 39 años mediante una concesión administrativa.
El director general de Azvi añadió que los trabajos que restan para completar las obras de reurbanización de la plaza consisten en la colocación «de forma ordenad»» de piedras especiales o chinos en la zona central, para lo cual es necesario despejar y limpiar toda esta superficie de materiales de obras. Estos trabajos se iniciarán por la parte ocupada actualmente por la gran tribuna de palcos, por lo que no se iniciarán hasta que transcurra la Semana Mayor.
Planta para residentes
El nuevo aparcamiento ocupa una superficie total de 22.000 metros cuadrados y está dividido en cuatro plantas. Los trabajos comenzaron en mayo de 2004, y su culminación estaba prevista para el pasado mes de marzo.
De sus 826 plazas, 204 se han destinado a residentes (ya se han concedido 170), entendiendo por tales vecinos y trabajadores del entorno. Según explicó el director general de Azvi la cuarta planta es de uso exclusivo para residentes, mientras que las tres restantes son de rotación. Las plazas para residentes se adjudican mediante una concesión de uso durante 39 años -que es el periodo que dura la concesión administrativa del Ayuntamiento a Azvi-, «porque el subsuelo no se puede vender, y por tanto no podemos hacer ventas directas al público».
El aparcamiento de la plaza del Arenal constituye la tercera y última infraestructura en culminar comprendida en el concurso que Azvi ganó en 2003 para la construcción y explotación por 39 años de tres estacionamientos subterráneos en la ciudad.
A pesar de las numerosas críticas recibidas, la Gerencia Municipal de Urbanismo ha defendido insistentemente que estas obras no han supuesto ningún desembolso para las arcas municipales, porque la constructora abonó un canon de seis millones de euros por la adjudicación.