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Sábado, 8 de abril de 2006
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ESPAÑA
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Rubalcaba desembarca en Interior para controlar el final del terrorismo
El presidente del Gobierno ha elegido un ministro de fuerte perfil político ante la nueva etapa abierta
Rubalcaba desembarca  en Interior para controlar el final del terrorismo
RETO. Rubalcaba culmina una larga carrera política. / EFE. ARCHIVO
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La designación de Alfredo Pérez Rubalcaba como ministro del Interior en pleno alto el fuego de ETA oficializa una situación de hecho. El aún portavoz socialista en el Congreso ha estado durante el último año en la central de operaciones desde la que el presidente del Gobierno pilotó los movimientos que condujeron al cese de la actividad terrorista. Ahora, tendrá que gestionar desde el despacho oficial la verificación de las intenciones de la organización terrorista y, en una etapa posterior, tomar las medidas que propicien la paz.

José Luis Rodríguez Zapatero no tenía entre sus planes colocar a Pérez Rubalcaba en el puesto clave del futuro proceso de paz, pero la obstinación de José Bono en dejar la cartera de Defensa precipitó el abordar algunos retoques en el gabinete para encarar los nuevos tiempos. El jefe del Ejecutivo necesitaba para esta fase en Interior a un dirigente de perfil más político que José Antonio Alonso; el portavoz parlamentario socialista era el hombre. Sólo Rodríguez Zapatero tiene todas las claves de cómo se ha llegado al cese de actividades de ETA, pero el dos veces ex ministro con Felipe González es el que más piezas conoce del rompecabezas.

Aunque su puesto estaba en la jefatura del grupo gubernamental en el Congreso, Pérez Rubalcaba siempre estuvo en las interioridades de La Moncloa. Después de meses enfrascado en la negociación con las fuerzas catalanas, el acuerdo estatutario del 21 de enero entre el jefe del Ejecutivo y el líder de CiU permitió que se liberara de esa labor e intensificara su colaboración con Rodríguez Zapatero en la búsqueda del final de la violencia, cuyo primer paso se produjo el pasado 22 de marzo.

Interlocutor con Aznar

En el Ministerio del Interior tendrá que supervisar la verificación del alto el fuego, un trabajo que no le cogerá de nuevas. Pérez Rubalcaba fue el interlocutor de los gobiernos de Aznar en materia antiterrorista y muñidor del Pacto Antiterrorista. Necesitará tejer una fluida relación con la Consejería de Interior del Gobierno vasco, objetivo que tampoco supone mayor problema dados sus lazos de amistad con el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, con quien comparte condición de químico.

La llegada del dirigente socialista a Interior servirá para engrasar las deterioradas relaciones con Defensa. Los encontronazos entre Bono y Alonso por la delimitación de sus competencias eran un secreto a voces. La excelente relación que mantiene con su antecesor y próximo ministro de Defensa facilitará la coordinación entre el Cuerpo Nacional de Policía, que estará bajo sus órdenes, y la Guardia Civil, de la que responderá Alonso. Esta empatía también será útil para mejorar la escasa cooperación entre las fuerzas de seguridad y el Centro Nacional de Inteligencia.

Tendrá además bajo su control un resorte determinante si se consolida el proceso de paz: el control de las cárceles. El medio millar de presos de ETA, siempre que el alto el fuego se apuntale, serán acercados al País Vasco y Navarra, y se beneficiarán de excarcelaciones y redenciones penitenciarias. Unas medidas sobre las que el ministro tendrá la última palabra.

Pérez Rubalcaba es, en el lenguaje de Mariano Rajoy, un político profesional. Además de ser una de las 'bestias negras' del PP, partido en el que el nombramiento fue recibido con evidente disgusto, es un caso atípico en el PSOE. «Es un corcho, nunca se hunde», suele decir un dirigente socialista que es además su amigo.

Detractores

Menos amables, sus detractores equiparan su figura a la de Joseph Fouché, intrigante político francés que sirvió a cuantos gobernantes hubo en su país en la segunda mitad del siglo XVIII, desde los revolucionarios jacobinos a Napoleón Bonaparte.

Miembro destacado de la 'vieja guardia' que gobernó con Felipe González, Pérez Rubalcaba se alineó en el congreso del PSOE de 2000 con José Bono, pese a lo cual logró conservar todo su ascendiente político con Zapatero y su equipo. Coordinó la campaña electoral que en 2004 condujo a la victoria socialista, y asumió la tarea más compleja: construir una mayoría parlamentaria estable.



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