La escena se repite todos los fines de semana, ya sea en la plaza del Mercado, en la plaza del Caballo, o en Lola Flores. Soy el primero que no quiere coger el coche los fines de semana. Es un verdadero engorro. Buscar sitio para aparcar, evitar los atractivos de la barra mientras tus amigos se ríen de ti, y sobre todo eludir las locuras de engendros con el 'pelo pincho', coches negros y mucho alcohol en el cuerpo. Pero si dejo el coche en casa, estoy condenado a vagar como alma en pena por todas las paradas de taxi buscando una luz verde que parece no llegar nunca.
Y no es una crítica a los profesionales, pero algo ocurre en esta ciudad cuando encontrar un taxi una noche de fin de semana es una auténtica misión imposible, mientras el móvil echa humo en cualquier esquina llamando a la centralita que nunca perece estar activa.
Comprendo que a lo mejor el resto de la semana no es rentable tener muchos taxis en circulación por la noche. Pero los fines de semana, muchos jóvenes estamos condenados a utilizar nuestro coche particular para salir de marcha, algo también merecido después de toda una semana trabajando, y por lo que no tengo que pedir perdón.
Y no creo que sea en vano, porque quizás nos ahorraríamos así el despilfarro de las campañas de la Dirección General de Tráfico y quitaríamos trabajo a los médicos de Urgencias, que a veces están colapsados con tanto trabajo .
Mauricio Coca. Jerez