tribunales
Padre Coraje, último paso a la justicia
Francisco Holgado llega a Madrid tras culminar su marcha a pie desde Jerez para pedir que se condenen a los asesinos de su hijo Juan
Más de 600 kilómetros han sido la prueba de que a Francisco Holgado no le han fallado las fuerzas. Las que separan Jerez de Madrid. La capital de España ha recibido los últimos pasos del Padre Coraje en su camino hacia la justicia. La última llamada para «que se condene de una vez» a los que hace 20 años, aquella trágica madrugada del 22 de noviembre, acabaron de 33 puñaladas con la vida de su hijo Juan en la gasolinera de Jerez en la que trabajaba.
«Nunca he tirado la toalla. Llegaré hasta donde haga falta», dijo antes de emprender esta aventura. Y, de momento, ha llegado a Madrid a pie como se había propuesto para exigir a los políticos que se comprometan por el cumplimiento de la ley para que los culpables del asesinato de Juan paguen por lo que hicieron. Yrápido. Antes de que el caso prescriba el próximo 20 de noviembre.
«No estoy cansado. El apoyo de mi hijo es el que me da fuerzas para seguir la lucha», decía este Padre Coraje este miércoles ataviado con una camiseta con el rostro de Juan, a las puertas del Ayuntamiento de Madrid, donde ha sido recibido por la alcaldesa, Manuela Carmena.
Cumplía así la última etapa (de 30 a 40 kilómetros por día). Salía fuerte, con ganas, desde San Martín de la Vega. Llegaba a la capital con la idea de pedirle a Carmena su apoyo para que medie y le ayude a ser recibido por el ministro de Justicia, el presidente del Gobierno, e incluso, si fuera posible, por el rey Felipe VI. «Va por todas», avisaban los que le han acompañado en esta marcha.
En el último tramo, como durante todo el trayecto, decenas de personas le acompañaron portando pancartas de apoyo. De todos, se acordaba a su llegada Francisco Holgado, de 71 años, que se mostraba «agradecido con todo el mundo». Vecinos, camioneros, guardias civiles , alcaldes... y tantos que le han dado su respaldo a lo largo de estos más de 15 días de recorrido.
También la madre de Juan, de 68 años, Antonia Castro, acudía a las puertas del Ayuntamiento de Madrid. «Estoy perdiendo la vida», afirmaba. «Ellos saben quiénes son los culpables y les da igual».
Además, no les faltó tampoco en la llegada el respaldo, de alguien para ellos muy especial, María del Mar Bermúdez, la madre de Sandra Palo, quien muy emocionada afirmaba entre lágrimas: «Tenemos que apoyarnos entre nosotros», y criticaba que lo único que no prescribe es el terrorismo, aunque para ella estos casos son «terrorismo callejero».
Pese a su edad y los casi veinte años transcurridos, el Padre Coraje no pierde la esperanza de conseguir que se cumpla con la justicia que lleva tanto tiempo reclamando. Avisa que no cesará en el empeño de exigir que su caso, como muchos otros, no prescriba, y que las autoridades sigan investigando para dar con los asesinos que hirieron de muerte para siempre su vida y la de toda su familia.