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La connivencia pasiva del electorado

Los ciudadanos depositaron mayorías absolutas en quienes ahora están siendo procesados y condenados

Ahora que Jerez es noticia por convertirse en la primera ciudad española que pueda ver en un corto plazo a la mayoría de sus alcaldes en democracia (dos de tres) en prisión, sus ciudadanos también se enfrentan a su cuota de responsabilidad por haber depositado mayorías absolutas, algunas de ellas durante décadas, en esas mismas personas.

Quizás en la frase mítica que pronunció Pacheco se halle una explicación a esa confianza ciega pasada de los jerezanos. El exregidor se refirió a la Justicia como un cachondeo por haber ordenado paralizar la demolición de unas obras en el chalé de Bertín Osborne, de estirpe bodeguera jerezana.

El regidor explotó su vertiente populista de defensor del pueblo llano frente a los privilegios de rancio abolengo. Un discurso que calaba en aquellos años 80 y que hoy en día ha resucitado con la invocación del término 'casta'.

Ese líder de los descamisados del campo jerezano, que atacaba a la Justicia por ordenar la demolición de viviendas ilegales de familias menos pudientes, años después firmaría la permuta de unos terrenos conocidos como los Huertos del Ocio con la empresa privada Xera Promociones SA.

El Ayuntamiento recibió en esta operación una parcela con un valor muy por debajo del bien que estaba entregando a la promotora. Un chollo para el empresario, un desastre para las arcas públicas y para los vecinos que fueron expropiados. Una jueza acusa de prevaricación y malversación al Inmatable. Es uno de los procedimientos judiciales que tiene abierto.

Pero quizás el símbolo del porqué no tuvo rival en las urnas durante años esté en ese Ayuntamiento que pasó a ser la principal empresa de la ciudad bajo su mandato. En una población de 210.000 habitantes, la plantilla municipal, incluyendo empresas públicas y fundaciones, llegó a estar conformado por unos 2.500 trabajadores. Sólo el 26% de ellos había conseguido su plaza por oposición.

Tanto Pilar Sánchez como García-Pelayo le acusan de haber practicado el enchufismo sistemático hasta hacer de la nómina municipal una carga imposible de asumir. Razones y pruebas no les faltan.

En bancarrota

Así, el Consistorio de Jerez se declaró en bancarrota y pidió el auxilio del Estado al llegar los populares al Gobierno. Pero los asesores y los nombramientos a amigos y afines políticos no acabaron con sus sucesoras; si bien las cifras de uno y otras no sostienen una comparación.

El ejemplo más paradigmático en la etapa de Sánchez fue su marido, al que colocó de jefe de gabinete nada más llegar a la Alcaldía o la treintena de asesores que fueron investigados por la denuncia de Pacheco, todos en la órbita socialista.

García-Pelayo tampoco cerró el grifo por completo a las contrataciones en 2003. Años después, ya gobernando en solitario le tocó aplicar la medida más drástica, ordenar un ERE que adelgazara una plantilla insostenible.

Los afectados la acusaron de utilizar criterios políticos para aplicar la tijera y la oposición le preguntó por trabajadores que se habían salvado de la quema como el marido de la cabeza de lista del PP en las próximas autonómicas, Ana Mestre, quien entró en 2003 en el Consistorio.

Muchas de estas contrataciones se realizaron a través del Serjil, el servicio jerezano de inserción laboral. Un sistema que ha obtenido el reproche de los tribunales. En la sentencia que absolvió a Pilar Sánchez en el 'caso asesores', el tribunal dijo expresamente que le repelía "por ser oscuro y poco controlable". Unos calificativos que bien podrían asociarse a etapas de la vida política jerezana.

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