VANDALISMO

El policía herido en Jerez: «Son moros, desde luego. Iban a rematarme»

Las monjas del convento atacado se enteraron «al día siguiente»

Una de las pintadas yihadistas en Jerez
Una de las pintadas yihadistas en Jerez - j.p.

El policía nacional que resultó herido en Jerez de la Frontera el pasado sábado por el ataque de unos presuntos yihadistas, Antonio H.R., de 70 años, mantuvo ayer a ABC que sus agresores «son moros. Eran árabes, o moros, pero sabían lo que se hacían. No entiendo el árabe, pero sí tengo amigos musulmanes para reconocer su modo de hablar». El agente convalece en su casa de las heridas sufridas. Indicó que sorprendió a varios individuos, que iban embozados con unas bragas o pasamontañas, tras hacer una pintada en la calle Cantos -en pleno centro histórico- y advirtió que uno se disponía a tirar un cóctel molotov al convento de Santa Rita. «Les dije: alto, Policía».

El veterano agente, que conserva una buena forma física, se enfrentó con uno de los individuos: «Nos revolvimos en el suelo. Otro me llegó y me apuñaló». Antonio sufrió una herida por arma blanca de unos 16 centímetros -«aunque no profunda», matiza- que le asestó uno de los posibles integristas. «Eran, desde luego, varios, tres o cuatro».

También tiene hematomas a consecuencia de la reyerta. «Iban a rematarme, pero como empecé a gritar en el suelo a pedir ayuda, se fueron, pero éstos, a mi parecer, no eran majaretas. Yo no soy racista, mala gente hay en todos lados. Pero estos no son cualquier majareta». Por ahora se sigue investigando quiénes podrían ser.

El sindicato policial UFP ha señalado que ayudará al funcionario a ejercer la acusación particular en caso de que los responsables del delito sean detenidos y puestos a disposición de la Justicia: «Confío en el trabajo de mis compañeros. Hubieran hecho lo mismo que intenté yo: evitar un problema».

A nivel oficial, la Policía mantiene que se siguen haciendo pesquisas entre las diferentes comisarías de la provincia de Cádiz y un equipo de especialistas que se ha desplazado a Jerez para esclarecer los hechos sin que se hayan practicado detenciones al cierre de esta edición.

Fuentes municipales no han dudado en reconocer la gran «alarma social» que ha generado el violento sabotaje y las anteriores pintadas amenazantes estampadas en dos mezquitas de la ciudad -una sin uso ya- durante la semana pasada.

El policía explicó que, ante la violencia con le estaba acometiendo los delincuentes, se le ocurrió decir: «Compañeros, echarme una mano». Fue un acto reflejo. «Creo que se achantaron y huyeron tras ello». Antonio llamó acto seguido al 091 y 112 para que le socorrieran y les «comuniqué inmediatamente el tema». «Ahora, «¿qué piensa usted?» -pregunta este diario-: «Curarme, desde luego. No son heridas graves, pero uno ya tiene su edad y la familia se preocupa».

El hombre agradeció las muestras de cariño y apoyo recibidas tanto por compañeros como superiores tras su decidida intervención.

Las monjas de Santa Rita, perplejas

Quienes no salían tampoco de su asombro ante el suceso eran las religiosas del convento de Santa Rita -nombre popular-, donde los supuestos salafistas intentaron lanzar el artefacto incendiario cuando fueron sorprendidos por el policía. El cóctel estalló en la calle colindante al templo.

«Nos enteramos al día siguiente», dijo sor Fátima, madre superiora de la congregación de las Agustinas Ermitañas. «No sufrimos ningún daño», apostilló. Son 21 religiosas de clausura las que rezan entre los muros del convento. «No, la Policía no nos ha preguntado por nada de lo que ocurrió», mantuvo. Las monjas siguen haciendo su vida cotidiana. Pero la Policía, como pudo comprobar este medio, volvió a reforzar como medida de precaución la vigilancia de la zona donde ocurrieron los hechos.

Las pintadas «yihadistas» ya han sido borradas de las diferentes calles donde alguien las hizo.

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