El primer ministro de Kosovo acusa a Rusia de «inflamar» las tensiones con Serbia
En la región de Mitrovica los actos violentos cada vez son más graves entre serbios y kosovares
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Una ciudad, un puente y dos orillas concentran la complicada amalgama étnica, religiosa y política que existe entre Kosovo y Serbia, y que en las últimas semanas se ha visto envuelta en situaciones que recuerdan a los conflictos de finales de los 90, que acabaron ... con los bombardeos de la OTAN.
En la orilla sur del río Ibar, en la ciudad de Mitrovica, se encuentra la parte albanokosovar, donde viven cerca de 70.000 personas. En la otra, al norte, la minoría serbia no llega a las 15.000. Separadas por apenas los 100 metros del puente New Bridge, no es difícil darse cuenta de qué parte es la albanokosovar y cuál la serbia. En la primera, a escasos 200 metros del puente, se levanta una mezquita y las banderas kosovares se turnan con las albanesas en los edificios. En la segunda, las banderas serbias ondean en cada balcón y farola y una pintada a la entrada deja claro el territorio que se pisa: «Kosovo es Serbia y Crimea, Rusia».
Estas dos riberas durante un tiempo han mantenido una cierta calma. Los Carabinieri (la policía italiana) custodian el puente con tres coches patrulla y controlan las entradas y salidas. Todo parece tranquilo. La gente cruza a pie (está prohibido el paso de vehículos) de una orilla a otra sin más problemas. Sin embargo, la tranquilidad que ha vivido Mitrovica nunca ha sido completa.
Durante estos años no se han resuelto los asuntos entre Belgrado y Pristina y este verano han salido a relucir los problemas del pasado con el ya conocido como 'conflicto de las matrículas'. Los serbios, en su gran mayoría, se niegan a cambiar sus placas y lo ven como un ataque. Esta negativa ocasionó al principio algún altercado, pero las cosas se han torcido y ahora hay barricadas, tiroteos y ataques armados, incluso contra patrullas de la Unión Europea.
Ataques y barricadas
El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, alertó el lunes que las barricadas levantadas por los serbokosovares en el norte, a pesar de los llamamientos de la comunidad internacional, «no serán toleradas durante mucho tiempo» y señaló que la misión de la OTAN en Kosovo (la KFOR, siglas en inglés de Fuerza de Kosovo, dirigida por la Alianza Atlántica) ha pedido «un poco de tiempo». El primer ministro kosovar señaló que las autoridades locales se están coordinando con la citada misión internacional e indicó que las barricadas «no constituirán una forma de protesta civil mientras haya gente armada que quiere que Kosovo vuelva a 1999». Kurti también acusó a Rusia de estar azuzando a Belgrado, gran aliado de Moscú, para desestabilizar la zona, ahora que Putin se está mostrando más vacilante en Ucrania.
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Zona en tensión
Pasos fronterizos
Jarinje
SERBIA
Bërnjak
Mitrovica
KOSOVO
Albania
Macedonia
del Norte
30 km
Fuente: Elaboración propia / ABC
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Zona en tensión
Pasos fronterizos
Jarinje
SERBIA
Bërnjak
Mitrovica
KOSOVO
Albania
Macedonia
del Norte
30 km
Fuente: Elaboración propia / ABC
El Gobierno kosovar insiste a los serbios locales que deben obtener placas de matrícula de Kosovo o usarán la fuerza para hacer cumplir la ley.
Aquí, la identidad importa, y para los serbios aceptar poner en sus matrículas las letras de la República de Kosovo significa una ruptura del acuerdo firmado en Bruselas en 2013 por el que la parte norte de Mitrovica poseía un régimen especial y funcionaría de forma autónoma con respecto al Gobierno de Pristina.
La UE ya ha advertido de que si no se resuelven las fricciones se corre el riesgo de que Serbia y Kosovo vuelvan a su pasado violento. Algo que no beneficiaría a ninguna de las partes y haría más complicada la integración en la UE de los dos países. La semana, Kosovo presentó su solicitud formal para la adhesión al grupo de los 27.
La semana pasada, Belgrado solicitó formalmente a la OTAN el despliegue de 1.000 efectivos serbios de seguridad en Kosovo , algo que la Alianza dijo que «evaluaría».
Despliegue de la OTAN
La OTAN, con 4.000 soldados de la KFOR desplegados, también condenó el ataque a la patrulla de reconocimiento de la UE e hizo un llamamiento «a todas las partes para que eviten las acciones provocativas y la retórica y contribuyan a la calma y la estabilidad», dijo la portavoz de la misión. Sin embargo, la posibilidad de un conflicto armado se ve lejana y la clave la tiene la KFOR. «No veo un conflicto armado en toda regla entre Kosovo y Serbia, por una razón muy simple: la OTAN», asegura Engjellushe Morina, miembro principal de política del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. «Aunque los incidentes permanecerán durante semanas», apunta la experta.
Las fuerzas de la OTAN están repartidas por los puntos más calientes: el puente New Bridge y las carreteras que van hacia los puestos fronterizos con Serbia. Este control se ve en el camino por carretera desde Mitrovica hacia los puestos fronterizos de Bërnjak y Jarinje donde estallaron los últimos enfrentamientos. Son varios los puntos de vigilancia ocupados por militares de la KFOR. Aquí, militares polacos, norteamericanos, turcos... permanecen las 24 horas del día. «Antes del verano no pasaba nada, pero desde entonces sí que se han producido altercados», comentan los militares polacos en uno de esos puntos. De momento, la misión de la OTAN no ha anunciado ninguna intervención y se mantienen en su papel «neutral» de «salvaguarda de la seguridad y libertad de movimiento de los ciudadanos».
Pero la presencia de la Alianza Atlántica en la zona también es vista como una afrenta más en la disputa entre los dos países. La intervención de la OTAN en 1999 para liberar a Kosovo del control de las tropas serbias de Slobodan Miloševic dejó amargos recuerdos entre los serbios y ganó la gratitud de los albanokosovares. Se aprecia en las calles, con pintadas en la parte norte de Mitrovica que llaman a expulsar a la OTAN. «La situación necesita desesperadamente una solución política sobre cómo avanzar y no retroceder hacia un conflicto», apunta Morina. Hasta entonces, Kosovo sigue inmerso en la búsqueda de la normalidad en su territorio, mientras Serbia seguirá presionando en Mitrovica, utilizada como su última carta para condicionar la política de independencia llevada por el Gobierno de Pristina.
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