El nuevo enfado en público de Carlos III al firmar un documento: «Dios, odio esto ¡No soporto esta maldita cosa!»

El Rey de Inglaterra ya tuvo una reacción parecida cuando el sábado pasado pidió a unos ayudantes que retiraran unos utensilios de la mesa

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S. M.

Un nuevo enfado de Carlos III fue captado ayer por las cámaras mientras firmaba en el castillo de Hillsborough para conmemorar a su madre Isabel II. El Rey de Inglaterra se encontraba en la residencia real en Co Down, Irlanda del Norte, en la última etapa de su gira real por las cuatro reinos tras la muerte de su madre.

Al final del acto, el monarca tuvo que firmar en el libro de visitas del castillo y fue ahí cuando se produjo el incidente que fue captado en vídeo. En un primer momento, el Rey tuvo que preguntarle a un ayudante cuál era la fecha, ya que originalmente escribió la incorrecta.

«¿Hoy es el 12 de septiembre?», pregunta el Rey a la Reina consorte Camila y a un grupo de ayudantes, uno de los cuales le responde que es el día 13. Entonces, Carlos III reconoce que se había equivocado e incluso Camila le hace ver que ya había escrito «12 de septiembre» en otro lugar.

Después de terminar su mensaje, el Rey pasó la pluma a Camilla. En este punto perdió los estribos con el utensilio. «Oh, Dios, odio esto», dijo. Su esposa respondió: «Oh, mira, va a todas partes» mientras el Rey se limpiaba la tinta de la mano.

Un ayudante fue a intervenir y tomó la pluma de la Reina consorte. «No puedo soportar esta maldita cosa... apesta cada vez», se quejó el Rey mientras se alejaba.

El Rey decidió entonces irse de la habitación mientras Camila se sentó y completó la tarea de firmar el paso de la pareja por el castillo.

Esta no es la primera vez que Carlos III se enfada en público desde que es rey. El pasado 10 de septiembre se le grabó en una actitud parecida a la vista en Hillsborough. En esa ocasión, fue al firmar el documento que lo consolidaba como monarca frente al Consejo Privado.

En concreto, justo antes de sentarse, Carlos III solicitó que se retirase el tintero y las plumas, dado que le incomodaban para colocar y firmar la declaración. El gesto no tardó en ser criticado en redes sociales, tachándolo de altivo y condescendiente.

Ya fuera por las dimensiones del escritorio o por el tamaño de los documentos a firmar, los utensilios de escritura de Carlos III supusieron el último obstáculo para convertirse en Rey. Rápidamente fueron retirados para proceder con su firma.

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