ATENTADOS EN BRUSELAS

Celso Laviades: «Puede sonar mal pero no nos ha cogido de sorpresa. Lo veíamos venir»

Uno de los gaditanos que vive en Bruselas relata otra jornada de horror yihadista en el corazón de Europa

Celso Laviades vive y trabaja en Bruselas LA VOZ

JOSÉ LANDI

«La primera noticia que tuve fue en el trabajo. Es una empresa farmacéutica a unos 20 kilómetros de Bruselas. Empezamos muy temprano, sobre las siete, pero los atentados también fueron pronto. Al poco de llegar, vi a mi jefe con una cara rara, muy preocupado, hablando en un corro. Lo primero que pensé es que se había producido un accidente laboral pero al acercarme ya me hablaron de explosiones en el aeropuerto . El hijo de ese jefe, además, tenía que coger un vuelo a esa hora. Es fácil imaginar cómo estaba ese hombre. Poco a poco, fuimos conociendo más detalles, supimos que había otra explosión en el centro, el hijo de mi jefe pudo comunicar que estaba bien, a salvo. Empezó otro lío, el de avisar a la familia y los amigos de Cádiz que estaba bien». Así resume Celso Laviades , un técnico de salud laboral de 37 años, que lleva tres trabajando en Bruselas, la nueva jornada de horror yihadista en el corazón de Europa .

Una vez conocido el golpe, inmediatamente aparece la necesidad de pensar en los demás, de contactar con ellos, con los parientes gaditanos, con los paisanos que viven en Bélgica, con todos los seres queridos posibles. «Recibí decenas de mensajes de WhatsApp, intenté contestarlos pero la cobertura en esa empresa, a las afueras, no es muy buena. Peor aún en un día con las líneas saturadas. Se me ocurrió colgar un mensaje en Facebook para decir que estaba bien, que no me había cogido cerca , para que lo viera mi hermana sobre todo. Traté de contactar poco a poco con todos los amigos españoles y belgas que viven en Bruselas. Todos estaban bien. Nadie a quien conozca ha resultado afectado, herido, y eso que la estación de metro atacado está a unos cinco minutos a pie de mi casa».

«Traté de contactar poco a poco con todos los amigos españoles que viven aquí. Todos estaban bien»

A partir de ese momento, quedaba un tercer problema, volver a su piso en el centro de Bruselas. «Está cerca del Consejo Europeo , en el barrio de Schuman, y esa zona ha quedado completamente cerrada, era imposible acercarse a kilómetros. He tenido que dar un rodeo muy grande, recoger con el coche a varios amigos que no podía volver a sus casas porque no hay tren, ni metro, ni autobuses, ningún tipo de transporte público. Todo está suspendido. No hemos podido volver a casa hasta cerca de las cinco de la tarde, cuando salimos del trabajo antes del mediodía».

Pese a la crudeza de la jornada, no se plantea salir de Bruselas «porque lo que sucede aquí podría pasar ahora en cualquier ciudad de Europa y de medio mundo. No tendría sentido dejar la ciudad por miedo a un atentado porque puede pasar en cualquier parte».

«Lo que sucede aquí podría pasar ahora en cualquier ciudad de medio mundo»

Eso sí, admite que los residentes en la ciudad llevan en un estado de alerta muchos meses, desde los atentados de París del 13 de noviembre de 2015: «Puede sonar mal, puede parecer cruel, pero creo que a los que vivimos en Bruselas no nos ha cogido de sorpresa. Lo veíamos venir de alguna forma. Nunca lo esperas del todo pero hemos vivido en una situación de emergencia durante muchas semanas . Lo de noviembre del pasado año fue un bloqueo total, con transportes suspendidos y militares armados por todas partes. Luego se suavizó pero la sensación de alarma nunca desapareció del todo».

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