MONNET & CO.
Una OTAN sin atajos
Zelenski sabe que tiene un trabajo ímprobo para cumplir las condiciones
Directo | Sigue la última hora de la guerra de Ucrania tras la reunión de Zelenski con Trump en San Pedro
Tras la invasión de Ucrania, la OTAN ha pasado de celebrar en Madrid hace un año su resurrección a enfrentarse a algunos dilemas estratégicos de gran envergadura. En la cumbre de Vilna, Joe Biden se propone fortalecer la alianza, limitada por la asimetría de fuerzas ... y la disparidad de contribuciones entre ambos lados del Atlántico, a lo que se suma un cierto cansancio occidental ante una guerra estancada.
Washington manda y quiere plantear el papel de la OTAN más allá del Atlántico. Es un giro que encuentra la resistencia de Francia, nada dispuesta a seguir a Estados Unidos en su rivalidad con China y que no acepta que la alianza abra una oficina de coordinación en Tokio.
Pero Washington sabe que tiene la sartén por el mango en todo lo que se refiere a la seguridad y defensa de los europeos, sin capacidades militares propias. El peso de EE.UU. dentro y fuera de la organización es abrumador. Solo un tercio de los miembros cumplen el objetivo de gasto en defensa fijado en 2014. España sigue a la cola, junto con Bélgica y Luxemburgo. Biden busca aprovechar la cumbre en Lituania para presentarse ante su opinión pública como un verdadero líder internacional. Cuenta con levantar el veto turco y despejar la adhesión de Suecia. Sobre todo, está determinado a frenar el intento de los países bálticos de acelerar el ingreso de Ucrania en la OTAN.
El presidente norteamericano ha sido muy claro sobre este asunto crucial. Cualquier candidato debe cumplir todos los requisitos, sin atajos. El presidente Zelenski sabe que tiene un trabajo ímprobo por delante para cumplir con todas las condiciones: credenciales democráticas, protección de las minorías, reconstrucción económica, estabilidad de las fronteras y control sobre el territorio nacional.
Aspira a estrechar lazos con la Alianza Atlántica a través del establecimiento de un mecanismo permanente de consultas, más visible y estructurado. Es muy posible que consiga este acercamiento simbólico, como ya lo ha hecho respecto a la UE. Pero es fundamental recordar que la fortaleza de ambas organizaciones internacionales descansa en el respeto de sus normas constitutivas.
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