Pedro Rodríguez - DE LEJOS
La curva aplanada
Si 2016 fue el triunfo de los populistas en Estados Unidos, 2020 revela los límites de su encanto
El coronavirus ha contagiado también a las primarias del Partido Demócrata. Se suspenden mítines, se convocan próximos debates sin la presencia de público y se politiza la cuestionable gestión de esta creciente crisis sanitaria por parte del presidente Trump. Aunque quizá lo más interesante sean las analogías políticas que proliferan a partir de la famosa curva de contagio viral que apela a la responsabilidad personal para no desbordar las capacidades del sistema sanitario. No se trata de reducir necesariamente el total de infectados sino de distribuirlos en el tiempo para permitir luchar contra la epidemia con mayor efectividad.
En esta curiosa intersección entre ciencia política y epidemiología, el devenir de las primarias del Partido Demócrata está sirviendo para ilustrar el declive de los virulentos outsiders que no hace tanto entusiasmaban en EE.UU. Los crecientes problemas a los que se enfrenta Trump para lograr un segundo mandato forman parte de la curva aplanada que empieza a dibujar el nacional-populismo. Aunque el ejemplo más gráfico sería el auge y decadencia de Bernie Sanders que a la vista de los últimos resultados tiene cada vez más complicado ganar la nominación presidencial de su partido.
Si 2016 representó el gran triunfo de los populistas en la política americana, 2020 está sirviendo para revelar los límites de ese encanto tan tóxico. El agotamiento que se empieza a detectar en las urnas afecta sobre todo a los votantes que solo quieren terminar con el trumpismo. Y para ellos, la figura de Bernie Sanders y sus promesas de radical desbarajuste suponen esencialmente un fracaso: ya sea en las elecciones de noviembre o incluso intentando gobernar en la Casa Blanca.
Por supuesto, el gran beneficiado de la curva aplanada del populismo es Joe Biden. Decrépito y anodino, en el balance cansado de las primarias demócratas el exvicepresidente consigue sumar más que restar. De otra forma, no se explica su cadena de victorias. Su inmunidad parece estar basada en un deseo compartido de estabilidad, con fuertes de dosis de escepticismo hacia otra «revolución».
Noticias relacionadas