Elecciones EE.UU. 2020

Iowa, una batalla puerta a puerta por la candidatura demócrata

El adormilado estado rural del Medio Oeste acapara la atención nacional en la primera cita de las primarias demócratas

Especial ABC sobre las elecciones de EE.UU. 2020

Bernie Sanders estrecha las manos de varios seguidores en Cedar Rapids (Iowa) Efe

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En Iowa , un estado somnoliento y rural, no pasa nada. O eso le parece al estadounidense urbano o de una de las dos costas. Aquí no hay equipo de la NBA ni de la NFL –ni de ninguna de las grandes ligas profesionales–, monumentos relevantes, parques nacionales ni episodios históricos que despierten el orgullo patrio. Hay mucho maíz –es el mayor productor del país–, inviernos largos, vida de campo y trabajo en las factorías que no se han ido lejos.

Pero, cada cuatro años, el país se acuerda de esta planicie encajada entre los meandros de los ríos Misuri y Misisipí. Esta noche, Iowa celebra sus caucus, su sistema de votación con el que arrancan las primarias para elegir al nominado demócrata para las presidenciales del próximo otoño .

Aunque el número de delegados que reparte Iowa es bajo –es un estado poco poblado–, el resultado de los caucus se tiene muy en cuenta: después de meses de encuestas, es la primera valoración real del estado de las campañas . Impulsa a unas, fulmina a otras. EE.UU. compensa el olvido a Iowa estos meses y, en especial, los últimos tres días. El estado se convierte en una rave política, dedicada a cortejar a los locales para buscar su apoyo. Los candidatos peinan su territorio de punta a punta, desde los salones de sus casas hasta pequeños mítines en un granero. Un exvicepresidente, varios senadores, una estrella emergente de la política, multimillonarios… Todos se entregan al abrazo, al selfie, a la sonrisa. Y la gente de Iowa se deja querer y se implica.

«Yo he estado tocando en puertas de vecinos para Joe, Amy, Beto, Corey… Lo he hecho para diez candidatos en estas elecciones», dice Michael Winjum, vecino de Winterset, que se refiere a los candidatos – Joe Biden , Amy Klobuchar , Beto O’Rourke , Corey Booker – con familiaridad, por sus nombres de pila. «El único con el que no he estado es con Bernie, pero también lo haré si gana la nominación», añade sobre Bernie Sanders, que lidera las encuestas aquí.

Un ejército de voluntarios

Con tanta atención mediática, con un país pendiente de ellos, los vecinos de Iowa deben sentir mucho orgullo. «Yo lo que veo es un sentimiento de deber cívico», corrige William Murphy, un voluntario de Sanders, en un mitin cerca de Des Moines , la principal ciudad. «Siempre están abiertos a abrir su puerta, invitarte a pasar y escuchar tu propuesta». Murphy es de Chicago. Se enteró de que Sanders no podría hacer campaña buena parte de la semana pasada por la celebración del impeachment a Trump en Washington y negoció con su mujer irse a colaborar con la campaña en Iowa.

Él es uno del ejército de voluntarios que pelean cuerpo a cuerpo en Iowa. Dejan su vida de lado por unos días o semanas para meterse en esta trinchera electoral. «No es duro si te acuerdas de que hay que dormir», bromea Lauren Wolfe, que ha venido desde Washington para apoyar a Elizabeth Warren. Se ha metido en una casa con 16 amigos de su Michigan natal y esperan dar un empujón a una candidata que ha perdido fuelle en Iowa.

Desde Chicago llegó Judy Fitzgerald «para hacer lo que nos pidan, llamar por teléfono, hablar con vecinos», también en la campaña de Warren. Viene con su marido y su cuñada, que hizo el viaje desde San Diego (California). «Llevamos 50 años implicados en política», dice en un mitin en Des Moines.

Desde allí hasta Waterloo, en el noreste del estado, solo hay un giro en dos horas largas de coche, en esas carreteras trazadas con escuadra y cartabón donde las llanuras de nieve se confunden con el cielo nublado. La localidad acoge un acto de Joe Biden, el favorito en peligro. Allí está Roger Leistad, que esta noche será un «capitán de distrito electoral» para la campaña del exvicepresidente. Estará encargado de aglutinar a los seguidores de Biden en una esquina del caucus. «Es como arrear ganado», explica en una expresión que repiten muchos voluntarios cuando explican el sistema del caucus.

Biden articula su discurso habitual –en esencia, «soy la mejor opción para derrotar a Trump»– y se entrega después durante una hora a los vecinos: saludos, fotos, regalos… El ambiente, sin embargo, es menos eléctrico que en otros mítines. «¡Vendría de echarse una siesta!», bromea Justin, un voluntario de Andrew Yang , el candidato menos convencional, junto a dos compañeros, Kaid y Grant, de vuelta en Des Moines.

Expectativas infladas

Han venido desde Wisconsin y Alabama para tocar puertas por Yang, un emprendedor que, aunque no tiene posibilidades, ha creado una base leal de seguidores, sobre todo entre estudiantes universitarios. Es la llamada «Yang Gang» –la «banda de Yang»– una turba de soñadores, irreverentes e incondicionales del candidato. «Venimos de un mitin y doscientas personas se han quedado fuera», dice Grant. «Va a quedar, como poco, segundo o tercero en Iowa».

Las encuestas le colocan sexto, en una tónica común a las campañas: todas inflan sus expectativas. Esta noche se sabrá cuáles eran reales.

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