Elizabeth Warren dice adiós a las primarias y concentra a la izquierda alrededor de Sanders

La senadora por Massachusetts tira la toalla tras sus malos resultados en el Supermartes

Elizabeth Warren, durante el debate demócrata en Carolina del Sur AFP

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Elizabeth Warren es la nueva víctima del Supermartes . La candidata progresista no fue capaz de levantar su campaña en la fecha más determinante de las primarias demócratas y este jueves ha tirado la toalla. «No voy a seguir en la carrera por las presidenciales de 2020, pero os garantizo que seguiré en la lucha», dijo a la puerta de su domicilio en Cambridge (Massachussetts).

Era una muerte anunciada después de que apostara buena parte de sus esfuerzos en los cuatro primeros estados que iban a las urnas -Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur- y solo consiguiera un tercer puesto como mejor resultado.

El Supermartes dio la puntilla a sus opciones, en una jornada desastrosa en la que ni siquiera consiguió ganar en Massachussetts, el estado al que representa como senadora, y donde quedó tercera, por detrás de Joe Biden y Bernie Sanders .

Era un final anunciado para una candidata que llegó a liderar las encuestas en octubre, gracias a una campaña eficiente, una obsesión por presentar programas detallados, una promesa por combatir la corrupción política y empresarial y un gran desempeño en los debates. Warren -profesora en Harvard, creadora de la Agencia para la Protección Financiera de los Consumidores con Barack Obama, senadora desde 2012- aunaba capacidad, experiencia y una ambición por reunir apoyos tanto del centro como de la izquierda.

Lo logró hasta que se cuestionó la viabilidad de sus programas sociales -sanidad pública universal, cancelación de la deuda estudiantil- y fue el centro de los ataques del resto de candidatos. «Estaba equivocada», dijo este jueves sobre su intento de una vía alternativa a la izquierda de Bernie Sanders o el centro de Joe Biden, los dos candidatos que se disputarán la nominación.

El desplome

En el debate de noviembre, todos fueron a por ella y, de forma consistente, se desplomó en los sondeos. Consiguió muchos apoyos entre progresistas de nivel socioeconómico alto y volvió a recuperar el sueño de colocar a una mujer en la Casa Blanca. Pero le costó convencer a minorías y quienes serían los supuestos beneficiarios de sus políticas, la clase trabajadora.

Dejó, eso sí, uno de los mejores momentos de la campaña: el tercer grado al que sometió a Michael Bloomberg en el debate con el que debutó en campaña el multimillonario neoyorquino. Warren noqueó al exalcalde de Nueva York, que salió de la velada con sus opciones de ganar la nominación muy disminuidas.

Ahora la cuestión está en ver si entrega su adhesión a Sanders, el candidato izquierdista que queda en la carrera. Su campaña reconoció que había hablado tanto con el senador de Vermont como con Biden, pero Warren dijo que se tomará un tiempo para decidirlo.

Sanders, con su posición debilitada tras la remontada de Biden en el Supermartes, necesita ese empujón de la que considera su «amiga» y con quien ha compartido bancada en el Senado. Su programa político está también más cerca del líder izquierdista, al que considera su amigo y con quien comparte bancada en el Senado. Pero se asegurará un mejor futuro político si se pone de lado de Biden y del «establishment».

De momento, lo que está claro es que, a pesar de las soflamas a favor de la diversidad de género y racial dentro del partido demócrata, la nominación irá para Biden o Sanders, dos hombres, blancos y mayores.

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