Los demócratas refuerzan su mayoría en el Senado gracias a la derrota de otro candidato de Trump

El resultado de Georgia hace que, a partir de enero, la Cámara Alta tenga 49 representantes republicanos frente a 51 demócratas

Las elecciones parciales de EE.UU. noquean a Trump

Raphael Warnock celebra su victoria en Georgia AFP

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Los demócratas consiguieron este jueves reforzar su mayoría en el Senado tras imponerse en la segunda vuelta de la elección al escaño que estaba en juego por Georgia, un resultado que aviva las dudas en el Partido Republicano sobre el liderazgo de Donald Trump y su candidatura presidencial para 2024.

El candidato demócrata, Raphael Warnock, se impuso por la mínima a su rival republicano, Herschel Walker, un candidato polémico que había sido elegido por Trump y que comulgaba con su teoría -infundada, según los tribunales- del robo electoral en las presidenciales de 2020.

Hasta ahora, demócratas y republicanos han contado ambos con cincuenta escaños en el Senado, un empate que se rompía a favor de los demócratas por el voto de calidad de la presidenta de la Cámara, la vicepresidenta Kamala Harris. Desde enero, los demócratas tendrán 51 escaños, por 49 de los republicanos, lo que da a los primeros algunas ventajas a la hora de establecer la presidencia de las comisiones legislativas y algo de margen para contrarrestar los votos dudosos de sus senadores más moderados.

Warnock, de 53 años, era uno de los dos actuales senadores por Georgia, después de imponerse en una elección especial en 2020, en medio de las turbulencias de la campaña de Trump contra los resultados de las elecciones.

Georgia fue a parar aquel año a manos demócratas en las presidenciales por un puñado de votos, algo que no ocurría en casi tres décadas, y la victoria de los dos candidatos demócratas al Senado sirvió a ese partido para recuperar la mayoría en el Senado.

Ahora Warnock ha conseguido mantener su escaño después de que no lograra conseguirlo en las legislativas del mes pasado: la normativa de Georgia exige que haya segunda si, como ocurrió, ninguno de los dos candidatos obtenía más del 50% de los votos.

Warnock, pastor de la histórica Iglesia Baptista Ebenezer de Atlanta -liderada por Martin Luther King Jr. en los años sesenta-, es uno de los pocos senadores negros en la historia del Senado -solo once, entre los más de dos mil legisladores que han tenido escaño en la Cámara Alta-, de los que solo hay tres en la actualidad.

Walker, de 60 años, es un legendario jugador de fútbol americano de Georgia, también de raza negra, y al que Trump eligió por su lealtad a sus postulados y, también, por su capacidad de conectar con esa minoría racial.

Ese atractivo de Walker fue insuficiente y quedó deteriorado por su falta de mensaje, su inexperiencia política y los escándalos abundantes que lastraron el final de su campaña, sobre todo por el supuesto pago de abortos a mujeres con las que tuvo relaciones (él los negó), a pesar de sus convicciones religiosas y su apoyo a la prohibición del aborto. Herschel concedió su derrota pocas horas después de que se cerraran las urnas- y refuerza una de las lecciones de las elecciones legislativas de noviembre, en la que los republicanos consiguieron resultados por debajo de lo esperado: en los estado bisagra, en los que las fuerzas están parejas entre los dos partidos, los republicanos obtuvieron derrotas sonoras cuando comparecieron con candidatos muy alineados con Trump.

Georgia es uno de esos estados disputados, que dan y quitas elecciones. El mes pasado, aquí venció con rotundidad el candidato republicano al cargo de gobernador, Brian Kemp, que en 2020 se opuso a los esfuerzos de Trump por dar la vuelta a los resultados y se ganó su animosidad. El expresidente trató de evitar la reelección de Kemp y apoyó a otro candidato en primarias. Kemp le derrotó y después mantuvo su cargo, en una señal más del deterioro del poder de Trump en los estados decisivos.

Es algo que ocurrió también con los candidatos al Senado de Nevada, Arizona, New Hampshire o Pensilvania. Muchos republicanos -entre ellos el líder en la Cámara Alta, Mitch McConnell- lamentaron que, con otros candidatos, el partido podría haber recuperado la mayoría en el Senado, como consiguieron con la Cámara de Representantes.

Esta campaña en Georgia -dura, disputada y, sobre todo, muy cara, con más de 400 millones de dólares gastados por los partidos, récord para una elección al Senado- ahondará el debate en el Partido Republicano sobre la candidatura de Trump para 2024.

El expresidente mantiene una base muy leal en el electorado conservador -entre el 30% y el 40%- lo que le hace un candidato muy difícil de derrotar en primarias. Pero ganar la elección general, para lo que es necesario imponer en esos estados bisagra, es una historia diferente. Es necesario convencer a los votantes independientes y moderados, y muchos republicanos que Trump sea la mejor opción para ello. Otros posibles candidatos, como el actual gobernador de Florida, Ron DeSantis, parecen más viables.

Los últimos escándalos de Trump -cenas en su residencia privada con figuras públicas que han apoyado posiciones antisemitas, la condena por fraude fiscal de su compañía esta semana- y esta derrota en Georgia se lo ponen más difícil a los republicanos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación