CORONACIÓN DE CARLOS III
Carlos III y Camila, esa pareja feliz
La monarquía hace tiempo que no hace daño a nadie. Y entretiene mucho. Creo que llego a la Coronación de William
La coronación del Rey Carlos III, en imágenes
Todos los looks de los invitados a la coronación de Carlos III: ellos con uniforme y ellas con vestidos azules, rosas y amarillos

Qué reina la Princesa Ana. A pie o a caballo. Qué capas. Qué coronas. Qué carrozas. Qué tiara la de la princesa de Gales (y la de su hija). Qué bien que Andrew Lloyd Webber esté recuperado. Qué bien que una cantante calva ... amenizara la espera (la soprano sudafricana Pretty Yende, que se pondría ese vestido amarillo gigante para que no nos fijáramos en la cabeza). Qué bien que exista la televisión para poder ver la Coronación de Carlos III desde un móvil en la peluquería. En 1953, bombarderos de la RAF iban saliendo a medida que se desarrollaba la Coronación de Isabel II para llevar la película a Canadá y EE.UU. En Australia, vuelo de más de 53 horas, la pudieron ver dos días después.
Entre una boda real y un entierro real, siempre un entierro. Pero una coronación es más extraordinaria por rara. En todos sitios se casan y se mueren. Sólo en Gran Bretaña nos dan este espectáculo, aunque sea cada 70 años. Una ceremonia religiosa con toda la liturgia. El Rey es la cabeza de la Iglesia. Que sí, que se aceptan todas las fes y todos los coloridos disfraces. Pero Sunak leyó el Evangelio. Y lo mismo hay un coro de señores y señoras negras de blanco cantando y bailando como si estuvieran en una iglesia de Filadelfia que un canto griego, con el Rey ya ungido y con esa prenda dorada. Y luego una capa encima del mismo color. Cómo fue lo de los biombos para mantener el misterio y que no viéramos cómo el arzobispo de Canterbury ungía con aceite vegano al Rey Carlos. A Isabel II la pusieron bajo palio y sí se vio.
Y ese momento en camisa en el que Carlos parecía un presidente filipino. Poco tiempo duró el momento más sobrio. Dirán que qué anacronismos. Dirán misa (anglicana). Lo que quieran. Pero cómo iba a saber la 'speaker' de los Comunes que se iba a ver en una así. O la enfermera del NHS que llevó el orbe, uno de los muchos cachivaches (símbolos, vale) utilizados. Aunque podía haberlo llevado Mette-Marit, que era la que iba vestida de Nancy enfermera.
Todo perfecto. ¿A quién no le va a gustar una coronación británica del siglo XXI? Pero hay un malentendido con la perfección del protocolo británico. Lo leemos en 'La invención de la tradición'. Los británicos y todos los demás nos hemos convencido de que tienen una gran capacidad en la organización del ritual porque siempre ha sido así. Y no. Pero en la coronación de Jorge IV hubo que contratar luchadores profesionales en el Westminster Hall porque los distinguidos invitados estaban zurrándose. Y la coronación de la Reina Victoria fue improvisada. Pero en 1887 su Golden Jubilee fue de una solemnidad que no se había visto. El gran artífice del ritual real fue Reginald Brett, vizconde de Esher. Y Elgar con su música de ceremonia. Walter Bageot predijo: «Cuanto más democráticos seamos, más apreciaremos la gala y la exhibición, que siempre han complacido al vulgo». Sí, nos complace. También ver a esa pareja feliz (qué caritas la de Carlos III ya coronado y la Reina caminando hacia él conduciendo su propia corona).
Matemos a los armiños para que esta gente tenga qué ponerse. El armiño, mustela erminea, es un mamífero carnívoro incluido en la lista de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. La monarquía hace tiempo que no hace daño a nadie. Y entretiene mucho. Creo que llego a la Coronación de William.
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