Brigadas holandesas dan un paso histórico y se integran en el Ejército alemán

«Pronto, todas las brigadas holandesas estarán subordinadas a una división alemana», ha informado sobre un proceso de colaboración inédito hasta ahora entre miembros de la OTAN. «Los grandes grupos de batalla de las fuerzas terrestres alemanas y holandesas se están fusionando por completo», ha adelantado, citando al comandante Jean-Paul Duckers: «Mucha gente todavía no se da cuenta de lo singular que es lo que estamos haciendo aquí».

El Ministerio de Defensa en La Haya ha confirmado el proyecto. «Hemos practicado juntos durante muchos años y llevado a cabo operaciones juntos», ha dicho un portavoz al diario alemán Tagesspiegel, que señala que los dos ejércitos llevan tiempo trabajando en ello y anota como ejemplo que la presencia de la Bundeswehr en Lituania está coordinada con las fuerzas holandesas: «Este es ahora el siguiente paso lógico», deduce.

La integración funciona también en sentido contrario. Una unidad de defensa aérea alemana se ha integrado en la estructura holandesa. Y afecta a las compras de armas y municiones, que se están ya coordinando para ganar en compatibilidad y complementariedad. Los altos mandos de los dos ejércitos están plenamente familiarizados con el proceso, porque el precedente, el cuerpo germano-holandés, lleva establecido en Münster, en Renania del Norte-Westfalia, desde 1995.

Nueve años más tarde, la brigada aeromóvil 11 del ejército holandés se incorporó a la División de Fuerzas Rápidas alemanas, seguida de otra brigada más, en virtud de un acuerdo que firmó la entonces ministra alemana de Defensa y hoy presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que presentó la idea como «el camino hacia la unión europea de la Defensa».

Este siguiente paso ha tenido ahora su origen en una reunión de los generales de ambos países en Dresde, que tuvo lugar a principios de diciembre. Allí, el inspector general del ejército alemán, Alfons Mais, y su homólogo holandés, Martin Wijnen, firmaron un documento titulado 'Visión del ejército', una especie de hoja de ruta sobre cómo seguir profundizando en la coordinación de las tropas. «El ataque ilegal de Rusia contra Ucrania», justificó la Bundeswehr, «ha acelerado el replanteamiento de abordar la preparación de la defensa militar de Europa como una tarea conjunta».

Desde entonces ha aumentado sensiblemente el número de oficiales de intercambio y las regulaciones de ambos ejércitos están siendo también alineadas, para permitir que el personal de ambas fuerzas militares pueda fácilmente operar con las armas y los procedimientos del otro. «Los sistemas de armamento terrestres idénticos o al menos compatibles es a los que se orientarán nuestras compras en el futuro, para que la interoperabilidad de los dos ejércitos pueda mejorar aún más». Lo mismo se aplica a las normativas y la cadena de mando.

Sobre el papel, la práctica fusión de los dos ejércitos parece ya esbozada. Estaría basada en una división de funciones que Alemania y Holanda o están llevando ya a la práctica. Holanda, por ejemplo, no ha comprado sus propios tanques desde hace años, sino que confía en las unidades Leopard 2 de la Bundeswehr. Pero falta todavía la decisión política. «Si nuestro ministro de Defensa toma formalmente esta decisión, se redactará un acuerdo técnico, que luego deberá ser firmado por los ministros de ambos países», señala un portavoz el proceso pendiente.

El nuevo ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, parece dispuesto a agradar a los militares en un proyecto que contaría además con el visto bueno de la Cancillería de Berlín, pero sus prioridades ahora pasar por organizar de manera lo más eficiente posible el envío de los Leopard 2 a Ucrania. El entendimiento entre los Gobiernos de Olaf Scholz y de Mark Rutte es muy elevado, como ambos mostraron en la bilateral del pasado octubre, en la que coordinaron sus posturas sobre suministro energético, protección del clima y nueva deuda europea.

Ambos países están fusionando ya sus actividades en otros campos geoestratégicos como la producción de energía, con acuerdos como la Declaración de Esbjerg, por la que Alemania y Holanda, junto con Dinamarca y Bélgica, se comprometieron a desarrollar conjuntamente proyectos híbridos de cooperación en alta mar, para la construcción de «las primeras plantes de energía renovable verdaderamente europeas» y como «señal clara» de que el suministro de energía es una «preocupación europea común». En el Consejo Europeo también alinean sus posturas los dos gobiernos, como en el de diciembre, en el que impidieron el tope al precio del gas que promocionaban otros socios europeos y de forma destacada el gobierno español.