¿Y si este bebé fuera mi hijo?

Un reportero de la agencia France Presse fotografía el último gran naufragio de refugiados y cuenta, lleno de rabia y en primera persona, la pesadilla que ha supuesto

OZAN KOSE / AFP

El reportero de la agencia France Presse Ozan Kose cuenta en primera persona su trabajo en el lugar del último gran naufragio de emigrantes y refugiados que trataban de llegar a Europa. Ocurrió la madrugada del sábado en el litoral turco, frente a la isla griega de Lesbos .

« El del bebé fue el primer cuerpo que observé al llegar a la playa . Aparentaba nueve o diez meses. Estaba vestido de manera abrigada y llevaba un gorro. Llevaba además un chupete naranja colgando de sus ropas. Cerca flotaba un niño de ocho o nueve años. Junto a él, una mujer. Puede que su madre.

Hice algunas fotos. Anduve a lo largo de la playa. Observé el cuerpo de otro niño en una roca. Más tarde tuve pesadillas. Pasé horas sin ser capaz de hablar. Pero en aquel momento, siendo sin cero, no sentía nada. La Policía turca recogía cadáveres. Se habían ahogado la noche antes en las aguas de esta costa. Eran muchos cuerpos. No podía contarlos.

Nadie se hacía cargo del cuerpo del bebé por el momento. Volví hacia él y permanecí allí en silencio más o menos una hora. Tengo un niño de cinco meses y una hija de ocho años. Me preguntaba qué pasaría si ese fuera mi hijo. Me pregunto qué le está pasando a la humanidad.

Llevo en la zona turca de Canakkale (donde tuvo lugar el siniestro) varios días. Es el lado turco de la costa del mar Egeo, desde donde miles de refugiados sirios, iraquíes y de otros sitios esperan coger un barco que les lleve a la isla griega de Lesbos, justo atravensando estas aguas.

La situación es muy tensa . El día antes estuve en el bosque junto a decenas de emigrantes que habían sido estafados por los traficantes . Habían pagado su pequeña fortuna para embarcarse hacia Grecia, pero la embarcación que debía llevarles resultó ser mucho más pequeña de lo prometido. Temerosos de naufragar, los emigrantes se negaron a embarcarse . Los traficantes los amenazaron con armas de fuego.

Los emigrantes estaban calentándose con fogatas mientras esperaban poder encontrar otra barca que los trasladara a la tierra prometida de Europa. Se alegraron de verme y de compartir sus problemas conmigo.

«¿cuándo cogemos el barco?», dicen los niños

Mientras, los niños seguían preguntando a sus padres: "¿cuándo vamos a coger el barco?".

¿Estarían algunas de las personas con las que conversé en los bosques a bordo del barco que naufragó en esas aguas en calma la noche del viernes 29 al sábado 30 de enero a solo unos pocos de cientos de metros de la costa? Es muy probable, pero difícil de saber.

El sábado por la mañana me desperté sobre las siete con el ruido de las sirenas de numerosas ambulancias. Mi hotel está justo al lado de la base costera. Me di cuenta de que algo serio estaba sucediendo .

Cuando llegué a la base, un barco estaba atracando. Sacaron de él cadáveres en bolsas de plástico . Conté unas diez. Había también numerosos supervivientes, incluidos mujeres y niños. Me acerqué. Eran de Siria, Irak, Afganistán, Birmania y Bangladesh. Estaban todos en estado de shock.

Me dijeron que el tiempo estaba bien, que el mar estaba en calma, pero que eran muchos en el barco. Era un pequeño barco turístico con capacidad para 20 o 30 pasajeros. Cuando se hundió, llevaba más de 100 refugiados que habían pagado cada uno 1.200 eruos a los traficantes para subir a bordo.

«El policía también llora»

La Policía se llevó a los supervivientes para interrogarlos y entonces decidí acercarme al lucgar del siniestro. El barco se había hundido a menos de un kiómetro de la costa, cerca de la localidad de Bademli. Cuando llegué al lugar, observé el medio sumergido que se encontraba ya a unos 50 metros de la costa.

La playa aparece cubierta por chalecos salvavidas, pertenencias personales y cuerpos escupidos por las frías aguas del Egeo. Entre ellos el del bebé junto al que me senté. Como fotógrafo, he cubierto disturbios y he visto muertos, pero esto ha sido lo peor de todo .

Miro a este pequeño cuerpo y me pregunto por qué. Por qué esta interminable guerra en Siria . La rabia me atrapa. Siento rabia hacia todos los políticos que han causado esto, hacia todos los traficantes que los mandan a la muerte.

En un momento dado viene un policía, recoge el cuerpo del bebé y lo introduce en una bolsa de plástico. El agente también llora ».

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