Pedro Rodríguez

Votocracia, el sistema más estable

El régimen de Venezuela demuestra lo fácil que resulta perpetrar elecciones ni libres ni limpias

Pedro Rodríguez

Cuando la democracia liberal se cuestiona desde tantos frentes, se está poniendo de moda el robar elecciones a plena luz del día. Los líderes tanto de clásicos regímenes autoritarios como de las nuevas democracias fake están perfeccionando sus artimañas para perpetrar elecciones ni libres ni limpias. Con el incentivo de enfrentarse a mínimas consecuencias para perpetuarse en el poder.

Un par de investigadores británicos, Nic Cheeseman y Brian Klaas, explican en un nuevo libro How to Rig an Election que los procesos electorales son el pan nuestro de cada día. Con países muy diversos pero que comparten pantomimas electorales completas, incluidas beligerantes campañas y el teórico derecho de sus ciudadanos a elegir en las urnas a sus gobernantes. Sin embargo, muchos de esos procesos son desde el minuto cero una ilusión. Ya que lo mejor para robar unas elecciones, es hacerlo mucho antes de que se deposite la primera papeleta.

El resultado es que cada vez hay más elecciones en un mundo menos democrático. A escala global solo un 30 % de los comicios generan un cambio de gobierno. Los políticos que están en el poder tienden a ganar en siete de cada diez elecciones. Durante la última década se ha registrado un continuado declive en la calidad de las democracias existentes en el mundo. Según el análisis del 2017 elaborado por Freedom House, 71 países han experimentado un retroceso en derechos y libertades.

Como dicen Cheeseman y Klaas, nos encontramos en mitad de una grave recesión democrática. Con un ritmo de avance del autoritarismo que no ha hecho más que aumentar desde el 2006. Como resultado, en la actualidad casi 2 de cada 3 ciudadanos del mundo viven bajo sistemas de gobierno que no son totalmente democráticos.

Venezuela es un doloroso ejemplo de toda esta precariedad democrática. En su última pantomima electoral, la única duda era el margen de victoria que el régimen de Maduro se iba a otorgar a sí mismo. Aunque el endemoniado problema que subrayan Cheeseman y Klaas es que las autocracias que actúan como votocracias –es decir que celebran y amañan elecciones– tienden a ser mucho más estables.

Votocracia, el sistema más estable

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