Turistas españoles derriban una estatua en Oporto al hacerse una fotografía
Siete jóvenes bromeaban y terminaron por tirar al suelo la emblemática estatua que rinde tributo a los vendedores de periódicos
Un grupo de turistas españoles la armó en Oporto en la madrugada del sábado al domingo al derribar la emblemática estatua del vendedor de periódicos en la Plaza de la Libertad , junto al Ayuntamiento y la Avenida de los Aliados.
Los siete chicos y chicas , de unos 25 años, pretendían sacarse una fotografía en el lugar, pero su imprudencia e ímpetu terminaron por tirar al suelo la obra del artista Manuel Dias , que rinde homenaje a los jóvenes que vendían diarios por las calles de la ciudad del norte de Portugal en las décadas de los 50 y 60.
Al parecer, la cuadrilla se encontraba realizando bromas e imitaban gestos de simios … hasta que uno de ellos tuvo la mala fortuna de echar por tierra la estatua de bronce, muy famosa en Oporto por motivos sentimentales para los ciudadanos y porque se halla en pleno centro neurálgico de la capital del vino al otro lado de la frontera. Todo aconteció debido al peso de las personas, que se cargaron en exceso encima de un icono urbano inaugurado en 1990.
Al caer, la pieza golpeó a otra turista , de nacionalidad alemana, aunque no se registraron daños personales de consideración ni fue necesario requerir la presencia de los servicios de emergencias médicas.
La estatua, que representa a un vendedor con un periódico en la mano , es un tributo a quienes despachaban «Jornal de Notícias», «O Primeiro de Janeiro», «O Comércio do Porto» o «Mundo Desportivo», tradicionales cabeceras de la segunda ciudad del país vecino (de las cuales únicamente sobrevive la primera).
El «ardina», palabra que designa a esos extintos vendedores en la lengua de Camoes y Eça de Queiroz , recorría esa amplia franja que va de la Estación de Sao Bento hasta la plaza de Carlos Alberto y la actual calle comercial de Santa Catarina.
Según recuerdan algunos de los vecinos de más edad, era «gente sencilla y educada, que siempre daba las gracias y pedía por favor dinero cambiado, no billetes».
Unos tiempos en los que ellos mismos se echaban a la espalda los sacos de periódicos, que se vendían por un escudo, la moneda portuguesa anterior a la puesta en circulación del euro.
Dos años después de otro incidente
El incidente se produce dos años después de que la estatua del rey Sebastián I de Portugal en la Estación de Rossio, en Lisboa, quedara totalmente destruida como consecuencia de la acción negligente de un joven de 24 años . Los hechos sucedieron cuando el individuo intentó subirse al pedestal sobre el que descansaba la figura con la intención de sacar una fotografía.
Lo que aconteció fue que la estatua terminó por los suelos y hecha añicos , según reflejaron en su momento las imágenes difundidas por diversas cadenas de televisión del país vecino.
El suceso, que afectó a un edificio declarado Patrimonio Nacional, sobrevino al borde de la medianoche de un lunes a un martes.
Por tratarse de una zona muy transitada de la capital portuguesa , frente al Teatro Nacional, se arremolinaron enseguida numerosas personas. Incluso dos agentes de policía fueron testigos ya que se hallaban en las inmediaciones.
Era una de las joyas municipales en Lisboa, ubicada justo entre los dos arcos en forma de herradura que presiden la estación desde la que parten los trenes hacia Sintra, la preciosa localidad romántica que cautivó a Lord Byron.
Sebastián I de Portugal, también conocido como «El César», es ampliamente venerado al otro lado de la frontera. Murió en la batalla de Alcazarquivir en 1.578 , aunque la leyenda dice que desapareció en un caballo blanco mitológico y que algún día volverá al país en una mañana igualmente blanca (por la nieve, muy difícil de ver a orillas del Océano Atlántico).
El rey era nieto de Carlos I de España e hijo póstumo de la archiduquesa Juana de Austria y del infante Juan Manuel.
La empresa pública Infraestructuras de Portugal, encargada de gestionar el enclave del ferrocarril de cercanías , se afanó en restaurar la estatua y, al mismo tiempo, presentó una querella criminal contra el joven de 24 años por semejante acto de «vandalismo».
La Estación de Rossio se inauguró en 1.890 y, desde el primer día, la estatua se ubicaba allí. Puede contemplarse una réplica en el Museo del Chiado, pero la original quedó reducida a trizas y aun hoy no ha podido ser instalada de nuevo, por lo que el hueco sigue siendo visible.
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