Trump, sobre la oleada de protestas: «No todo el mundo es racista por defecto»
El presidente de EE.UU. promete defender todo el patrimonio histórico de la nación
Ante una protesta racial que no cesa y una reciente ola de ataques contra estatuas que abarcan desde Cristóbal Colón hasta los generales confederados que perdieron la Guerra Civil, Donald Trump ha decidido abanderar la defensa de todo el legado histórico de Estados Unidos sin reparos y con orgullo, afirmando que «de ninguna manera se van a curar estas heridas si se califica falsamente y por defecto, como se hace, a decenas de millones de americanos decentes como racistas o intolerantes».
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El último caballo de batalla de la protesta nacional contra el racismo es cambiar el nombre de un puñado de bases militares dentro de EE.UU. que tomaron su nombre de soldados confederados que perdieron la guerra, como Fort Bragg o Fort Hood . «Son parte de nuestro legado», ha proclamado el presidente en Twitter. Contradice así hasta a las propias Fuerzas Armadas, dado que el lunes pasado el Cuerpo de Infantería y el Pentágono dijeron en un comunicado que están dispuestos a abrir «una conversación bipartidista sobre el asunto». En un claro desafío al presidente, una comisión del Senado, que controlan los republicanos, aprobó el miércoles iniciar los trámites para cambiar los nombres de esas bases.
Derribo de estatuas
En todo el país, los manifestantes enardecidos por la muerte del afroamericano George Floyd bajo custodia policial han vandalizado estatuas de los líderes militares y políticos de la confederación sureña y esclavista que perdió la Guerra Civil. En Richmond, la última capital de los fugaces Estados Confederados de América, han sido abatidas varias estatuas, entre ellas la del único presidente de aquel experimento malogrado, Jefferson Davis , enterrado solo a unos kilómetros de allí.
El gobernador de Virginia, el demócrata Ralph Northam, ha anunciado además que iniciará los trámites de otra escultura cercana, la del general Robert E. Lee , comandante de las fuerzas rebeldes, y cuya casa en una colina a las afueras de Washington fue expropiada y se utilizó para enterrar a soldados caídos en aquella guerra fratricida. Hoy es el afamado cementerio de Arlington.
En total, hay 11 bases militares en EE.UU. que llevan el nombre de altos mandos confederados, todas ellas en estados del sur del país y todas del Cuerpo de Infantería. Una de ellas es Fort Lee , dedicada al general Lee, en Virginia.
Nunca ha querido el presidente acatar las normas de la corrección política y ahora, menos. Los demócratas ven como una provocación que el 19 de junio, día en que Estados Unidos conmemora el final oficial de la esclavitud en 1865, el presidente vaya a retomar sus multitudinarios mítines con un discurso en Tulsa, una ciudad de Oklahoma en que en 1921 se produjo uno de los peores linchamientos masivos de personas de raza negra en la historia.
En un viaje a Dallas el jueves, Trump denunció lo que considera una caza de brujas generalizada por parte de sectores de izquierda radical. «Hay que colaborar, para enfrentarnos juntos contra la intolerancia y los prejuicios cuando estos aparezcan, pero de ninguna manera se van a curar estas heridas si se califica falsamente y por defecto, como se hace, a decenas de millones de americanos decentes como racistas o intolerantes. Hay que permanecer unidos», dijo el presidente.
Trump también se ha opuesto a la iniciativa de quitarle los fondos a la Policía , que se ha convertido en uno de los lemas de la protesta racial del que se han hecho eco algunos demócratas en el Capitolio.
«De quitarle fondos a la Policía nada, lo que vamos a hacer es justo lo contrario», dijo el presidente en ese mismo acto en Dallas, en el que avanzó que está preparando una orden ejecutiva (decreto) con una serie de reformas policiales para prevenir más muertes bajo custodia policial, que presentará próximamente. «Lo que hay que hacer es asegurarse de que la policía está bien dotada, preparada y bien equipada», dijo el presidente.
Otro de los símbolos conflictivos es la bandera confederada moderna, que es una versión modificada de la que emplearon originalmente los estados rebeldes del Sur. Compuesta por una cruz azul con estrellas blancas ladeada sobre un fondo rojo, es común en los estados del sur, y habitual en las populares carreras de coches de la Asociación Nacional de Carreras de Automóviles de Serie ( Nascar , por sus siglas en inglés). Sin embargo, los organizadores de esta categoría automovilística prohibieron ese estandarte dentro de sus circuitos.
Del mismo modo, la liga profesional de fútbol americano, la NFL , pidió disculpas recientemente por no haber respetado la voluntad de varios jugadores negros de protestar por la brutalidad policial arrodillándose cuando sonaba el himno nacional. Trump, al enterarse, se molestó, y acudió a su medio preferido, la red social Twitter, a denunciar que el permiso a los jugadores de hincar la rodilla durante el himno nacional supone «una falta de respeto ante el país y ante la bandera».