Trump reta a los republicanos con su deriva antimusulmana

Forzado por el magnate, Clinton cita el «islamismo radical» tras el ataque de Orlando

Los seguidores de Trump esperan al magnate a los pies de su avión privado tras aterrizar en Pensilvania AFP
Manuel Erice Oronoz

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Si el terrorismo siempre es una variable de imprevisibles efectos electorales, esta campaña ofrece más puntos débiles que nunca. Tras el mayor ataque desde el 11-S , nadie se atreve a predecir las consecuencias, a cinco meses de la elección presidencial más enrarecida que se recuerda. Los (presuntos) candidatos buscan su lugar, más distanciados que nunca, tras el tremendo atentado yihadista de Orlando . Donald Trump , la radicalidad, con tintes xenófobos, insiste en el cierre de las fronteras a los musulmanes , a la espera de hacer buena la reflexión de algunos expertos. En su libro «Democracia en riesgo», Jennifer Merolla y Elizabeth Zeichmester advierten de que «cuando la amenaza terrorista (yihadista) es alta, los ciudadanos desconfían de los inmigrantes , con escasa inquietud por los derechos de los musulmanes». El magnate ya se ha puesto a pescar en río revuelto. Enfrente, Hillary Clinton , atada al aparente conformismo de Obama, de quien la mayoría de los norteamericanos desconfía en la lucha antiterrorista . La exsecretaria de Estado renuncia al liderazgo propio a cambio del alto caladero de votos que ofrece el presidente.

Donald Trump sigue acumulando méritos para tener enfrente a medio Partido Republicano. Es su estrategia. Así venció en las primarias, y así confía en llegar a la Casa Blanca . No tiene la menor intención de pasar la prueba de republicanismo que le ha planteado el líder Paul Ryan . La reacción de ambos al ataque de Orlando fue enfrentada, como si de dos partidos rivales se tratara. Días después de ser tildado de «racista» por los suyos por arremeter contra un juez de origen mexicano, el showman vuelve a la carga con el cierre de fronteras a los musulmanes . Una propuesta que, por disparatada, indigna al establishment, consciente de que no está en juego sólo la presidencia de Estados Unidos, sino también su mayoría en el Senado, que renueva un tercio de sus miembros.

Completaba Trump la estridencia pidiendo la dimisión de Obama y la salida de Clinton de la carrera , por no citar las palabras «islamismo radical» en sus declaraciones. Por el contrario, Paul Ryan aplicaba el manual republicano de oposición al presidente demócrata: crítica contundente, pero sin artificios, a Obama, por no ser consciente de que «estamos en guerra con el terrorismo islamista ». Pero ninguna conexión con la inmigración musulmana en sus palabras. Preguntado ayer Trump por la aparente desconexión entre la entrada de musulmanes y la acción de un lobo solitario, el millonario insistía en su tesis: «Es un problema de vigilancia. Cada año entran 100.000 musulmanes. Y en este país hay miles de personas llenas de odio ».

En su obsesión por controlar los ciclos informativos, el magnate ha vuelto a ganar la iniciativa a Hillary Clinton . Ayer, ante la presión por un ataque terrorista que ha impactado al país, la demócrata salía al paso y citaba las palabras que había eludido el día anterior: «Sí, citaré las palabras, claro. Islamismo radical, yihadismo… Sabemos bien cuál es la amenaza».

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