Trump plantea extender el distanciamiento hasta el verano
Según los resultados preliminares de un estudio sobre anticuerpos de coronavirus, el 13,9% del estado y el 21,2% de la ciudad de Nueva York dan positivo
Georgia, un estado sureño y de fuerte implantación republicana, inicia este viernes su «reapertura» tras tres semanas de confinamiento. Su gobernador, Brian Kemp, un aliado firme de Donald Trump fue renuente a la hora de implantar la orden de confinamiento y, ahora, ha acelerado el regreso a la normalidad.
Desde ahora, los vecinos del estado podrán ir al gimnasio, a la peluquería, a hacerse las uñas o la bolera, una de las distracciones favoritas. A partir del lunes, abrirán los restaurantes, los cines y el resto de negocios de entretenimiento. Kemp ha insistido que se hará con precaución y con las recomendaciones de mantener la distancia entre personas, tomar la temperatura a los trabajadores y extremar las medidas de higiene y desinfección en los establecimientos.
Para muchos expertos en salud pública, es una decisión equivocada. Georgia es, después de Luisiana, el estado del Sudeste de EE.UU. más afectado por la crisis del coronavirus, con más de 800 muertos. Los gobernadores de otros estados del país, como Tennessee, Ohio o Colorado, han asegurado que no prorrogarán las órdenes de confinamiento que caducan a finales de la semana que viene. Texas o Florida también tienen gobernadores combativos que se han mostrado a favor de acelerar la reactivación.
Pero el caso de Georgia, el único que ha adelantado el fin de las restricciones, es el más significativo. Sobre todo, porque ha provocado un enfrentamiento con Trump. El presidente de EE.UU. ha dado un giro en los últimos dos días en su intención de reactivar el país -con millones de nuevos parados cada semana- a la mayor celeridad. A finales del mes pasado dijo que EE.UU. estaría «en marcha» el 12 de abril -lo que se demostró imposible- y la semana pasada animaba a los grupos conservadores protestaban en las calles contra las restricciones. El jueves dijo que no estaba contento con Kemp ni con su decisión, un día después de haberse mostrado «fuertemente en desacuerdo» por haber decretado el fin del confinamiento «demasiado pronto» (y dos días después de calificarle de político «muy capaz» que «sabe lo que está haciendo»).
En la misma comparecencia, después de insistir durante semanas que EE.UU. reabrirá «muy pronto», reconoció que es muy probable que las directivas de la Casa Blanca sobre distanciamiento se alarguen más allá del 1 de mayo. Preguntado sobre si la extensión sería hasta principios del verano, cuando la epidemia dé un respiro, Trump respondió que «podría ser y podría ser más allá», «hasta que creemos que es seguro seguiremos extendiendo».
El cambio de postura de Trump se produjo, según una información de la CNN, entre presiones presiones de los expertos médicos de su grupo de trabajo para el coronavirus: Anthony Fauci, autoridad estadounidense en enfermedades infecciosas, y la doctora Deborah Birx, que coordina al grupo. Le dijeron que no podrían sostener públicamente un apoyo a la decisión de Georgia y Trump optó por alinearse con ellos.
En un estado donde la reactivación es todavía lejana es en Nueva York, el epicentro de la crisis. Cualquier paso para determinar cuándo y qué se puede reabrir requerirá de un mayor conocimiento de la epidemia y su gobernador, Andrew Cuomo, ofreció el jueves novedades: según los resultados preliminares de un estudio sobre anticuerpos de coronavirus, el 13,9% del estado y el 21,2% de la ciudad de Nueva York dan positivo. Es una muestra pequeña -3.000 personas-, pero que certifica que quienes han pasado la enfermedad es un número mucho mayor al de las cifras oficiales.