Trump se enfrenta a Ryan por oponerse a limitar la ciudadanía
El presidente de EE.UU. se muestra dispuesto a enviar hasta a 15.000 militares a la frontera con México
A menos de una semana para las elecciones, Donald Trump tiene la chistera desgastada y los conejos mareados. En una cita electoral decisiva para él, un verdadero referéndum a su presidencia que determinará la segunda mitad de su mandato y su reelección en 2020, el presidente de EE.UU. se ha embarcado a todo trapo en un ciclo de distracción-atracción. Distracción sobre los asuntos que han copado la atención en EE.UU. en la última semana y que cuestionan los efectos de retórica agresiva y de enfrentamiento -los paquetes bomba a sus enemigos políticos, la matanza en una sinagoga de Pittsburgh- y atracción sobre el mensaje identitario que le propulsó en las presidenciales de 2016.
En menos de diez días, Trump ha lanzado una salva de propuestas donde lo que menos importa es su viabilidad y lo que busca es galvanizar al electorado republicano para que acuda a las urnas: una de las claves de las elecciones legislativas, donde la participación es habitualmente cae del 60% al 40% respecto a las presidenciales .
El acceso a la ciudadanía por nacimiento
La última propuesta es quizá la que más controversia ha causado: eliminar el derecho a la ciudadanía para los nacidos en territorio estadounidense de padres indocumentados. El ‘ius soli’, o acceso a la nacionalidad de un país por nacer dentro de sus fronteras, en uno de los pilares constitucionales de EE.UU. Trump, contra la opinión mayoritaria de los expertos legales, lo presentó como algo que él puede cambiar de un plumazo. Nada más lejos de la realidad: desataría una batalla legal que acabaría en el Tribunal Supremo, que probablemente respetaría el texto constitucional. Hasta defensores de la idea lo han criticado, por hacerlo a pocos días de unas elecciones, con total intención electoralista, sin la preparación que una reforma de este tipo requiere. Paul Ryan, el republicano que preside la Cámara de Representantes, se ha mostrado en contra, lo que le ha valido un rapapolvos del presidente: «Mejor que se centre en conservar su mayoría en el Congreso que en darnos sus opiniones sobre derecho a ciudadanía por nacimiento, ¡de lo que no tiene ni idea!».
Envío de tropas a la frontera
El miedo al inmigrante fue parte central de la campaña presidencial de Trump en 2016. Ahora ha retomado el guión con la caravana de centroamericanos, que en su tono hiperbólico, ha calificado de «invasión» y denunciado sin pruebas que incluye «criminales», «miembros de bandas» y «gente de Oriente Medio sin identificar». Para ganarse el favor de su público, ha llamado al ejército, lo que cimenta su imagen de líder duro. Pero el envío de tropas -ayer anunció que estaba dispuesto a mandar 15.000 soldados - solo se puede entender desde un punto de vista electoralista: la caravana tardará todavía semanas y meses en llegar a la frontera. Las elecciones, eso sí, son el martes que viene.
Todavía menos impuestos
La semana pasada, Trump anunció de forma intempestiva que aprobaría un nuevo plan para bajar los impuestos a la clase media un diez por ciento. La propuesta se difuminó en horas: dijo que el Congreso la aprobaría antes de las elecciones, cuando los legisladores no vuelven a las sesiones hasta después de la cita con las urnas. Ni siquiera su Administración fue capaz de dar detalles del plan fiscal, que pareció una ocurrencia del presidente.
El veto a centroamericanos
Es una propuesta que ha perdido credibilidad con las propias palabras del presidente. Aseguró que cerraría la frontera a los centroamericanos y eliminaría su acceso a asilo político. Los problemas logísticos y legales de la idea son insalvables. Esta semana, Trump ya cambiaba el discurso y anticipaba la construcción de enormes centros de detención de «tiendas de campaña» para los inmigrantes.