Trump se desmarca de la ONU: «El futuro no es de los globalistas, es de los patriotas»

El presidente de EE.UU. busca no disparar las tensiones con Irán, mientras presenta una enmienda a la totalidad al multilateralismo.

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Las dos almas que pugnan en la comunidad internacional se enfrentaron ayer en la primera jornada del debate de la Asamblea General de la ONU. Por un lado, el multilateralismo que defiende el secretario general de la ONU , el portugués Antonio Guterres y muchos miembros de la comunidad internacional, entre ellos, las principales potencias europeas. Enfrente, la visión nacionalista de las relaciones internacionales, con el presidente de EE.UU., Donald Trump, a la vanguardia.

No fue casual la expresión con la que Guterres arrancó su discurso y la jornada. «Poner a la gente primero», una referencia indudable al «America First» (‘EE.UU. primero’) con el que Trump ascendió al poder en 2016 y que todavía es el zumo concentrado de su discurso.

Guterres habló de «fortalecer la cooperación internacional» y repitió la necesidad de tener «instituciones multilaterales fuertes», mecanismos conjuntos para enfrentar crisis mundiales, como el cambio climático. Trump no quiere ni oír hablar de clima ni de soluciones internacionales: «El futuro no pertenece a los globalistas», defendió. « El futuro pertenece a los patriotas . El futuro pertenece a naciones soberanas e independientes, que protegen a sus ciudadanos, respetan a sus vecinos y honran las diferencias que hacen de cada país especial y único».

Trump pronunció su discurso en un tono sombrío y lento, arrastrando las palabras, como si alguien le hubiera disparado un tranquilizante antes de entrar en el pleno de la Asamblea General. Quizá había una intención de aparecer como un hombre de estado sosegado ante un clima de alta tensión en Oriente Medio, tras los ataques a instalaciones petrolíferas de Arabia Saudí, -del que EE.UU. y las potencias europeas acusan a Irán- y en plena tormenta política en casa por las acusaciones de presiones a Ucrania para perjudicar a su rival electoral, el favorito de las primarias demócratas, Joe Biden. Lo cierto es que fue uno de los discursos más apocados que se recuerdan de Trump, sin salirse en una coma del texto leído, algo raro en el presidente de EE.UU., que disfruta acusando a sus contrincantes de tener «poca energía».

El contrapunto fue su telonero, Jair Bolsonaro , que siguió la misma línea nacionalista, pero con brío y agresividad. Era el debut del presidente de Brasil en la Asamblea General y no defraudó. Expuso su versión carioca de ‘ley y orden’, atacó a la corrección política, condenó el socialismo, recordó su intento de asesinato y se quejó de la « manipulación » internacional de los incendios en la Amazonia, que, en su opinión, destila el «colonialismo» que sobrevive en algunos países. Era una referencia a las declaraciones de su homólogo francés, Emmanuel Macron, que llegó a pedir una intervención del G7 para controlar los fuegos. Bolsonaro dijo que no aceptará que le digan qué hacer con ese territorio y defendió sus esfuerzos por ampliar los cultivos agrícolas en Brasil. «Es una falacia decir que la Amazonia es un patrimonio de la humanidad o que es el pulmón del mundo», dijo, y pidió respeto a la soberanía de su país sobre ella.

Después de Bolsonaro, Trump parecía un líder moderado por su tono. Pero no por su contenido: su discurso solo hizo reforzar las líneas centrales del ‘America First’: dijo que busca «paz, cooperación y avances mutuos », pero que por encima de ello «nunca dejaré de defender los intereses estadounidenses». Esa fue la línea que utilizó para defender su guerra comercial con China o su endurecimiento migratorio en la frontera con México.

Trump no esquivó el asunto de mayor tensión geopolítica: Irán. Mantuvo la línea de dureza contra la república islámica -«el patrocinador número uno del terrorismo», «un fracaso de cuatro décadas», «un régimen que esquilma la riqueza del país para desarrollar armas nucleares»- y exigió acción a la comunidad internacional: «Ningún Gobierno responsable debería subsidiar el ansia de sangre de Irán». Sin embargo, su tono fue moderado, en un reflejo del momento explosivo que vive el Golfo Pérsico, con tambores de una guerra que no interesa a Trump en plena campaña de reelección.

Después, utilizó la principal crisis en el continente americano -la emergencia política y humanitaria en Venezuela- para mostrar las miserias del «socialismo y comunismo» , en otra referencia de clave interna, ante la proliferación de candidatos izquierdistas en las primarias demócratas.

Su principal esfuerzo, sin embargo, fue mostrar su receta para las relaciones internacionales, en las antípodas del multilateralismo: “Si quieres libertad, ten orgullo de tu país. Si quieres democracia, no abandones tu soberanía. Si quieres paz, ama a tu nación”.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación