Trump se debate entre romper el Acuerdo del Clima o incumplirlo
Presiones internacionales y de su familia hacen dudar al presidente de EE.UU., que decidirá este jueves. Los nacionalistas abogan por la ruptura
Hay ambiente de ruptura, pero no está todo decidido sobre la salida de Estados Unidos del Acuerdo contra el Cambio Climático de París, el pacto internacional más amplio para reducir las emisiones a la atmósfera, suscrito por Barack Obama en 2015 junto con otros 95 países y la Unión Europea. El enconado cruce de filtraciones y versiones oficiales que rodea a cada asunto importante que debe gestionar Donald Trump volvió a repetirse ayer. La avalancha mediática que anunciaba la ruptura, citando la intención expresada por él a dos de sus ayudantes y la versión de dos fuentes del entorno, fue seguida de un mensaje de advertencia de la Casa Blanca: «Todavía el presidente no ha tomado una decisión final; será en los próximos días». No exenta de una petición de «cautela», sus portavoces sugerían la posibilidad de que entre el blanco y el negro pueda existir una postura final de grises. Aunque, en un lenguaje más mitinero, Trump confirmaba en Twitter un próximo anuncio y concluía con su eslogan electoral de tinte nacionalista : «Make America Great Again!» («¡Volver a hacer grande a América!»). Es el grito de guerra del trumpismo ganador de las elecciones.
Las presiones y la división interna condicionan la decisión final de Trump sobre una de las cuestiones internacionales de mayor alcance político . Durante su reciente gira europea, lo comprobó en primera persona. Primero, cuando el Papa le pidió mantenerse dentro del Acuerdo de París, antes de regalarle un libro con su encíclica favorable a las medidas contra el cambio climático . Durante la reunión del G-7, el desmarque de Trump impidió que se alcanzara un pacto de apoyo, para enfado de la canciller Merkel.
Ayer, mientras se acumulaban las noticias sobre una ruptura, la cuenta en Twitter de Naciones Unidas se sumaba a los intentos de hacer rectificar a Trump con este mensaje: «El cambio climático es innegable y la acción climática (para combatirlo) es imparable» . Entre los anuncios pre y poselectorales del presidente, siempre contrarios a mantenerse en el Acuerdo de París, se halla también su pretensión de suprimir las aportaciones estadounidenses a la ONU en esta materia.
La casi unanimidad internacional contrasta con los choques que se viven en el seno de los equipos de Trump , en la Casa Blanca y en su Administración. Tantos que la decisión final se reduce a una victoria o derrota de los llamados nacionalistas o trumpistas, encabezados por su padre ideológico, el radical Stephen Bannon , actual jefe de estrategia política del presidente. Con él coincide el mismísimo director de la Agencia de Protección Medioambiental, Scott Pruitt , nombrado precisamente por su postura contraria al Acuerdo de París. Pero el peso político de quienes sugieren a Trump que no rompa no es menor: el secretario de Estado, Rex Tillerson ; el director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn , y las dos personas que aún influyen más en sus decisiones, su hija Ivanka Trump y su yerno, Jared Kushner .
Mientras continúa debatiendo el asunto con responsables de diversas áreas de su Administración (ayer volvió a hacerlo con Tillerson), Trump se mueve en diversas opciones. La más radical, la ruptura inmediata y salida del Acuerdo de París, que supondría una provocación al conjunto de la comunidad internacional , además de ceder el liderazgo del cambio climático a China y la UE.
Riesgos del proteccionismo
Precisamente, el secretario de Estado advierte al presidente del riesgo de las medidas nacionalistas y proteccionistas de salida de los grandes acuerdos internacionales, que ya en materia de libre comercio parecen haber convertido al gigante asiático en su adalid, en detrimento de EE.UU. Si ahora rompe el acuerdo climático, los estadounidenses se unirían a la pequeña lista de países que están fuera, como Nicaragua y Siria.
También baraja Trump una salida progresiva , menos drástica, con un calendario a varios años vista, hasta un descuelgue final. Finalmente, la solución que proponen los contrarios a la ruptura, una especie de tercera vía , consiste en mantenerse dentro del Acuerdo de París y, aprovechando su carácter voluntario y la ausencia de sanciones por incumplimiento, proceder a una aplicación menos restrictiva de las emisiones de CO2. Políticamente, sería mejor visto. Aunque un desmarque en la práctica erosionaría igualmente el espíritu y el resultado del acuerdo, amenazado por el alejamiento de uno de los mayores emisores de dióxido de carbono.
Esta vía permitiría a Trump cumplir con su promesa electoral de resucitar los depauperados sectores del carbón y la siderurgia , con la que el entonces candidato republicano conectó con el mundo minero y de los trabajadores de los estados industriales, bajo la expectativa de una recuperación económica en esas zonas que muchos expertos ven inviable. El presidente quiere cuidar a ese «movimiento» que le otorgó la victoria cambiando su tradicional voto demócrata por el del candidato republicano pero antiestablishment.
Noticias relacionadas