Trump amaga con el despliegue del Ejército contra los disturbios por la muerte de Floyd en Mineápolis
Una turba rodea la Casa Blanca y el presidente queda aislado unas horas
La ira por las heridas raciales a vuelto a Washington, como suele hacer cada cierto tiempo, pero en esta ocasión en año electoral y con Donald Trump en la Casa Blanca. Una turba rodeó el viernes la residencia del presidente, tumbó vallas y se enfrentó al Servicio Secreto, que tuvo que confinar a Trump durante unas cuantas horas, hasta que la multitud marchó avenida Pennsylvania arriba, hacia el cercano hotel que lleva el nombre del presidente. Este había condenado rápidamente el supuesto homicidio de George Floyd e intentó mostrar empatía con aquellos que denunciaban la brutalidad policial del caso. Pero fiel a su carácter, Trump no pudo mantenerse mucho tiempo alejado de la polémica.
Primero, el jueves por la noche el presidente, para criticar los disturbios, recuperó en Twitter una vieja frase muy cargada racialmente: «Cuando comienzan los saqueos, comenzarán los disparos». Esa frase la pronunció en 1967 un jefe de policía de Miami para definir su estrategia policial contra los disturbios raciales, y la hizo suya el candidato supremacista George Wallace. Twitter, alertado de ella, etiquetó el mensaje del presidente diciendo que «glorifica la violencia».
Desde ese momento, cualquier semblanza de estrategia dirigida desde la Casa Blanca para contener los disturbios que están prendiendo en todo EE.UU. saltó por los aires. Trump denunció que los manifestantes son en realidad radicales del movimiento antifascista. Después se vio en la obligación de aclarar que todas las autoridades de Mineápolis, donde murió George Floyd, son demócratas, del alcalde a los senadores del estado. Y finalmente ha convocado para esta noche [madrugada en España] a sus partidarios a la Casa Blanca, para defenderle, se supone, de nuevos cercos como el del viernes.
En un movimiento de alto riesgo, el presidente también ofreció movilizar a las fuerzas armadas para contener los disturbios en Mineápolis, una militarización del conflicto en toda regla. «Tenemos al ejército listo, si es que quieren llamarlo. Podemos enviar tropas muy rápidamente», dijo el presidente. Aunque los gobernadores pueden movilizar a la Guardia Nacional, compuesta de reservistas, las fuerzas armadas sólo pueden movilizarse plenamente dentro de las fronteras de EE.UU. si se declara una insurrección. A las protestas se le han sumado saqueos en varias ciudades. El gobernador de Minnesota, Tim Waltz, rechazó inicialmente esa ayuda.
El presidente no ha considerado necesario, hasta ahora, dirigirse a la nación para intentar calmar esta creciente animosidad. En un acto anunciado como una rueda de prensa el viernes, Trump se fue sin aceptar preguntas. Después, en una mesa redonda con empresarios volvió a ofrecer sus condolencias a la familia de Floyd, sin más.
Cortejo a los afroamericanos
Hoy, el presidente ha viajado a Florida a presenciar el segundo intento del lanzamiento al espacio de la cápsula de Space X , y de camino ha querido aclarar que sus partidarios, los de la gorra roja con el lema «Make America Great Again» («Hagamos América Grande de Nuevo») «aman a los negros, quieren mucho a los afroamericanos». Es año electoral, y aunque en 2016 sólo obtuvo el 8% del voto de las personas de raza negra, en meses pasados el presidente ha cortejado a varios de sus líderes, confiando en mejorar en lo posible ese porcentaje.
A pesar de los esfuerzos de Trump por congraciarse con las minorías raciales, estas no olvidan su apoyo a los supremacistas que en 2017 se manifestaron en la localidad de Charlottesville Virginia , provocando unos disturbios en los que murió una mujer. «Había gente buena en ambos lados», dijo entonces. Muchos de los que el viernes rodearon la Casa Blanca decían haber participado en anteriores protestas motivadas por aquellos hechos, y en algunos de sus carteles se leía «Remember Charlottesville» o «Recordad Charlottesville».
Por la oferta de movilizar a las fuerzas armadas, todo indica a que Trump va a aprovechar esta oportunidad para presentarse como el presidente y candidato del orden y la fuerza . Será más fácil de explicar para él que el hecho de que EE.UU. haya superado los 100.000 casos de coronavirus, algo que parece haber quedado en un segundo plano.
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