Una trabajadora del edificio donde se accidentó el helicóptero: «Olía a cable quemado»

Maria Alessandra Luongo, venezolana residente en EE.UU., que justo había regresado a su puesto de trabajo con una ensalada para su almuerzo cuando sintió una sacudida

Varios ciudadanos observan desde la calle la parte superior del edificio REUTERS / Vídeo: Agencia Atlas

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Parte de la plantilla de BNP Paribas en Nueva York se recuperaba el lunes por la tarde del susto con unos tragos en el bar Faces and Names, a tres manzanas del rascacielos AXA Equitable Center, en el Midtown de Manhattan, donde se estrelló un helicóptero al mediodía. Entre ellos estaba Maria Alessandra Luongo, venezolana residente en EE.UU., que justo había regresado a su puesto de trabajo con una ensalada para su almuerzo cuando sintió una sacudida. «Creímos que era un terremoto», asegura a este periódico. «Nos pusimos a mirar en Internet si había habido un temblor, pero no encontramos nada». Luongo trabaja en la octava planta del edificio, por lo que la sacudida y el estruendo sería muy percibido en las partes altas del rascacielos, que tiene 54 pisos.

En un primer momento, los servicios de seguridad del edificio pidieron a los oficinistas que se quedaran en sus puestos de trabajo y que estuvieran atentos a las instrucciones. Cinco minutos después, se ordenó la evacuación, explica Luongo, que se efectuó «con cierto orden dentro del caos».

La gente se arremolinaba en las entradas a las escaleras de emergencia, «corriendo como locos, y con mucha gente llorando». En el momento de la evacuación, nadie sabía a ciencia cierta qué había ocurrido. «“Olía a cable quemado», dice Luongo, que recuerda cómo circulaban los rumores mientras miles de personas salían del edificio. «Había gente que decía que se había estrellado un avión, que podía ser un atentado». Luego se supo que había sido un accidente de un helicóptero, que había ardido tras un aterrizaje forzoso y escuchó cómo algunos empleados de oficinas en pisos superiores vieron caer un trozo de la nave, probablemente una hélice.

Luongo no vivía en Nueva York cuando ocurrieron los atentados del 11S, pero sí algunas de sus compañeras, que sin duda llevan ese dolor marcado: «Lloraban como si hubiera ocurrido algo terrible”». Por suerte, el incidente no tuvo ninguna similitud con la tragedia de las Torres Gemelas.

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