Todo el mundo sabía lo de Siddhartha
El nuevo «Jihadi John», el verdugo yihadista británico, había elogiado a Daesh hasta en la BBC y fue detenido seis veces, pero logró huir a Siria

Siddhartha Dhar, un joven londinense de origen indio que se había convertido al islamismo radical, no se cortaba. Ataviado con sus camisas blancas hasta los pies, le gustaban las cámaras y los platós y dar testimonio de sus tremebundas ideas.
Dhar era uno de los dirigentes de una agrupación de jóvenes musulmanes británicos, Al Muhajroun, que acabó siendo prohibida por alentar el terrorismo. Cadenas de prestigio recababan con frecuencia su punto de vista, que expresaba con una serenidad santurrona. La BBC, Channel 4 y hasta el prestigioso programa «60 minutos» de la CBS estadounidense le dieron cuartelillo en sus informativos, como si las suyas fuesen unas opiniones más, que una sociedad abierta y multicultural debía respetar. Hoy Dhar, de 32 años, se ha convertido en el sustituto de Jihadi John , eliminado en noviembre por un dron estadounidense. Se cree que es el nuevo matarife de los espeluznantes vídeos de Daesh ; el nuevo criminal más buscado por el Reino Unido.
En 2009, Dhar, que tras convertirse se hace llamar Abú Rumaysah, pidió en un vídeo que Isabel II llevase burka en público y que la sharía pasase a regir la vida británica, «porque es muy superior a la democracia». Vestido con su túnica en el imponente edificio acristalado de los informativos de la BBC, alabó al llamado Califato Islámico como «una oportunidad maravillosa para que todos los musulmanes del mundo puedan vivir según la sharía». En 2014, cuando el también londinense Jihadi John ( Mohamed Emwazi ) degolló ante las cámaras a James Foley iniciando su macabra ronda de asesinatos, Dhar se negó a condenar el crimen en televisión: «Yo condeno los ataques que matan a musulmanes en el Califato».
Instructor de asesinos
No solo lo conocían los periodistas. También la policía. Fue detenido seis veces por sospechas de delito terrorista. Además, había sido el tutor que radicalizó a uno de los dos asesinos que degollaron al soldado Lee Rigby en plenas calles del sudeste de Londres, en mayo de 2013. Tras aquel degollamiento salvaje, Dhar ensalzó al asesino.
Cada viernes se plantaba en la puerta de la mezquita de su barrio del este de Londres, Walthamstow, para captar nuevos adeptos. Era seguidor del predicador del odio Anjem Choudary , que será juzgado la próxima semana por apología del terrorismo. Participaba en manifestaciones para implantar la sharía y en marchas para amedrentar a comerciantes que venden alcohol en calles de mayoría musulmana («irán al infierno, Dios no los puede perdonar»). Combinaba su fanatismo con su trabajo como vendedor de hinchables para atracciones. Sus amigos hablan de que antes de su conversión era de fe hindú, la de su familia, y le encantaban Nirvana, el Arsenal y la espuma para el pelo.
Todo el mundo sabía lo de Siddhartha Dhar. Era una bomba de relojería. Pero nadie acertó a pararlo o reconducirlo.
El pasado domingo, Daesh divulgó un nuevo vídeo sangriento en el que asesinaba a cinco supuestos espías pro británicos con disparos en la nuca . Un hombre encapuchado, de acento londinense, ofició de maestro de ceremonias amenazando al Reino Unido e insultando a Cameron. A continuación descerrajó el primer disparo. Se da por hecho que el enmascarado era Dhar, hasta su familia lo admite.
En noviembre de 2014, reapareció en Siria a través de Twitter (que inexplicablemente, y pese a las quejas reiteradas de Cameron, sigue alojando propaganda salafista). Subió una foto donde se le veía con un bebé en una mano, el último de sus cuatro hijos , y un kalashnikov en la otra. En uno de los mensajes se mofaba de la policía: «Vaya seguridad de pacotilla tiene Gran Bretaña. Me han dejado volar a través de media Europa hasta el Estado Islámico».
Un calamitoso fallo policial le permitió alcanzar Siria hace dos años . El 25 de septiembre de 2014 fue detenido con otros ocho militantes por seguir formando parte de la prohibida Al Muhajroun y fomentar el terrorismo. Al día siguiente quedó libre bajo vigilancia con orden de entregar el pasaporte en una semana. El día 27 se subió a un autobús en la estación Victoria de Londres, con su mujer embarazada, la también radical islámica Aisha, y sus tres hijos. Pusieron rumbo a París. Nadie los paró en el ferry, donde los controles férreos se instauraron todavía el pasado abril. Desde París iniciaron viaje a Siria. Su fuga ha dejado una polvareda política en el Reino Unido. Se ha destapado además que otros cinco de sus asociados, fichados por la Policía, también lograron enrolarse en la yihad.