¿Qué tiene el islam contra San Valentín?
Pakistán prohíbe a los canales difundir noticias relacionadas con la fiesta de los enamorados, y da otro paso hacia la imposición radical de la Sharía
Por miedo, o por oportunismo político, las autoridades paquistaníes han advertido a los canales de televisión y radio que está prohibido emitir imágenes o mensajes relacionados con la fiesta de San Valentín -día de los enamorados- por ser una costumbre «contraria al islam». El gobierno subraya que hace ahora un año un tribunal del país se mostró contrario a la celebración de la fiesta del 14 de febrero, que en Pakistán -como en todo el mundo- se ve acompañada de grandes campañas comerciales.
Pese a la prohibición, el año pasado la fiesta de San Valentín fue publicitada en las grandes ciudades del país -Karachi, Lahore e Islamabad- con programas en los medios, regalos y fiestas relacionadas con el noviazgo y el amor. La visión radical del islam considera esa atmósfera como pecaminosa y alentadora de una «relación inadecuada entre los sexos».
La nueva regulación del gobierno de la primera potencia mundial musulmana confirma su progresiva aceptación de las imposiciones de la Sharía , la ley islámica, exigidas por los grupos y partidos fundamentalistas. El Gabinete considera imprescindible el apoyo de los pequeños partidos islamistas radicales para mantener su mayoría en el Parlamento, y transige una y otra vez en sus demandas. Al oportunismo se une también el miedo. En los últimos años, fanáticos islamistas han asesinado a toda autoridad política que se atreve a condenar el dictado de la Sharía.
La prohibición de la celebración de San Valentín hermana a Pakistán con el régimen más islamista del planeta, Arabia Saudí , donde la cercanía del 14 de febrero pone habitualmente en estado de alerta a las autoridades. En estas fechas, el peligro se viste de rojo , el color que Riad prohíbe expresamente por considerarlo lascivo en el cuerpo de una mujer y un mensaje de transgresión de la norma religiosa. No hay prendas rojas en los escaparates de las firmas de lujo occidentales, ni corazones rojos en las pastelerías, y mucho menos rosas rojas. Esos objetos se venden en estas fechas en el mercado negro de Riad tres y cuatro veces por encima de su precio.
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