Theresa May llega al poder sin un plan claro para la herida europea
El ministro de Exteriores de Cameron advierte de que la desconexión puede durar seis años y Merkel exige un guión
En política los secretos no existen. Tarde o temprano, alguien larga. El liberal David Lawson trabajó cinco años como secretario de Estado en Interior, a las órdenes de Theresa May, durante los días de la coalición de Cameron y Clegg. El martes ofreció su descripción de la que esta tarde será la segunda primera ministra en la historia del Reino Unido: «Theresa es una control-freak» . Es decir, una obsesa del control, incapaz de delegar; «pero ahora en su nuevo puesto ya no podrá controlarlo todo». Lawson añadió que se trata de «una figura solitaria».
Desde la libertad de sus 76 años, el cachondo Ken Clarke, ministro de fuste en su día con Margaret Thatcher y John Major, ha sido pillado llamando a May «esa maldita mujer difícil» . Quién sabe…
Credenciales ambiguas para la inmensa tarea que aguarda a la nueva primera ministra del gesto adusto y los zapatos alegres: un partido y una nación divididos por la herida europea y una economía amenazada (Black Rock, el mayor gestor de fondos del mundo, pronosticó el martes que el país entrará en recesión el año próximo). Pero sobre todo tendrá que lidiar con la gestión del Brexit, llena de recovecos y trampas, donde cada avance a favor de los desahogos nacionalistas ingleses puede tener el reverso de un nuevo clavo bajo los neumáticos de la economía.
Pasar por los parlamentos
«Brexit es Brexit» –repite May– «como primera ministra me aseguraré de que dejemos la Unión Europea». No parece tan sencillo como ir enlazando eslóganes. Alex Salmond, el socarrón ex primer ministro escocés, preguntó ayer al ministro de Exteriores de Cameron, Philip Hammond, si salir de la UE «llevará tanto tiempo como ganar la Segunda Guerra Mundial» . La sorpresa es que Hammond respondió que la desconexión completa puede exigir seis años de trámites. Recordó, por ejemplo, que cada vez que se llegue a un acuerdo entre el Reino Unido y los 27 lo habrán de visar los parlamentos nacionales. Una inextricable jungla burocrática.
Mientras tanto, Angela Merkel lanzó su primer recado a May, con la que a veces la comparan. «La tarea de la primera ministra debe ser aclarar la cuestión de qué relación quiere tener Gran Bretaña con la Unión Europea». Pierre Moscovici, el francés que ostenta la cartera de comisario de Economía europeo, también azuzó a la nueva «premier». Debe acelerar los trámites y aplicar ya el celebérrimo artículo 50 que inicia la desconexión . Europa no quiere que el sueño de los ingleses se haga real: seguir disfrutando de las ventajas del mercado único sin acatar sus reglas ni contribuir a su presupuesto. Si eso se permitiese, el ejemplo sería letal para la propia UE, con países como Holanda donde algunas voces ya fabulan con su propio referéndum.
Esta mañana David Cameron ofrecerá su último discurso en los Comunes . Será un intento de fijar su legado. Pretendía disponer de tiempo hasta octubre para abrillantar su figura y no ser recordado simplemente como el líder aventurero que llevó al país al laberinto del Brexit. Pero todo ha ido demasiado rápido. Cameron saldrá del Parlamento tras los aplausos de protocolo y acudirá a Buckingham para dimitir. Luego la Reina recibirá a May. La sucesora ya cató ayer el boato del cargo. Cuando salió del Parlamento viajaba en un Jaguar del Número 10, escoltada por tres motos policiales, un coche patrulla y un Range Rover. Iba en el asiento trasero, papeles en mano. Dedicó la tarde a cerrar en tiempo récord su gabinete.
El equipo
Es un juego de aventureros hacer quinielas sobre el Gobierno de una persona tan hermética. Pero los politólogos británicos se entretienen. Se da por descontado que apartará a George Osborne, la mano derecha de Cameron , de la cartera de Economía, aunque podría darle una oportunidad en otro ministerio . Para sustituirlo suenan Philip Hammond, el ministro de Exteriores, o Sajid Javid, el titular de Industria, hijo de un conductor de autobús paquistaní, como el alcalde de Londres. Theresa May podría crear además un ministerio específico para el Brexit.
Cameron celebró el martes su último consejo de ministros ; mayormente el homenaje sentimental de sus compañeros. Por cuatro veces aporrearon la mesa a modo de tributo. May destacó de sus seis años que sacó al país de la recesión e hizo frente «a la amenaza creciente del terrorismo». George Osborne fue más extenso con su amigo y recordó la reforma educativa, el matrimonio entre homosexuales y la subida del salario mínimo. «Puede estar orgulloso de haber dejado al país en la mejor posición». Eso es relativamente cierto. Bajo el gobierno de Cameron el número de parados ha bajado de 2,5 millones a 1,6 millones. Pero la amenaza independentista se ha incrementado y se han roto 43 años de fructífera sociedad con la Unión Europea.
La última visita de David Cameron como primer ministro fue a un colegio del oeste de la ciudad de Londres , para poner en valor la reforma educativa. Es toda una paradoja que quien la llevó a cabo fue su particular Yago: Michael Gove.
Noticias relacionadas