La tensión aumenta en la isla de Quíos entre refugiados y griegos

El alcalde de la ciudad helena, que acoge a 3.500 inmigrantes, denuncia que la UE es la única que se ha beneficiado del acuerdo con Turquía

Un niño pasea en bicileta en el campo de refugiados situado en el municipio de Souda, en la isla griega de Quíos Reuters

JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

Abandonados por Europa, abandonados por Grecia . Tanto los refugiados e inmigrantes como la población local de Quíos comparten el mismo sentimiento de marginación. Aunque esta es solo una más de las islas griegas del Egeo a las que arriban barcazas cargadas de seres humanos, «aquí es todo mucho más complicado», confiesa una fuente de Acnur . Las fricciones entre las administraciones griegas y la frustración de las calles han convertido a esta pequeña isla en una olla a presión .

«El ataque empeoró el estado mental de mi mujer, que sufre depresiones desde que tuvimos que marcharnos de Afganistán », explica Kamal Udin Noor Zai. De 40 años, trabajaba de agricultor en la provincia afgana de Wardak hasta que tuvo que huir después de que los talibanes le torturaran con el objetivo de que se uniera a sus filas . Un día, mientras dormía junto a su mujer, sus tres hijos y su hermano, empezaron a llover grandes piedras sobre su tienda. No eran los talibanes, sino neonazis de Amanecer Dorado . Un grupo de extremistas atacaron con cócteles molotov el campamento de refugiados de Souda , uno de los dos centros de Quíos. Fue en noviembre y la mujer de Kamal todavía arrastra secuelas psicológicas.

«Ese ataque de unas pocas personas no representa a todos los griegos. Algunos refugiados también se portan mal y no nos representan a todos»

A pesar de todo, el afgano se muestra agradecido por los tres meses que lleva viviendo en territorio europeo. «En general estoy muy contento con la población local . Ese ataque de unas pocas personas no representa a todos los griegos. Algunos refugiados también se portan mal y no nos representan a todos». La empatía mostrada por Kamal es un sentimiento cada vez más escaso en la isla.

«Vosotros, los periodistas que venís aquí, solo entrevistáis a familias. Nunca a los jóvenes que causan problemas», protesta Manolis, que regenta una gasolinera en el centro de Quíos. Este griego de mediana edad cree firmemente que la situación es «insostenible». «El otro día robaron en un supermercado cercano . Por el día todo está tranquilo, pero por la noche no», añade.

Omer, un veintañero sirio de la provincia de Deir ez Zor, no esconde que en Souda hay elementos conflictivos. «En los campamentos no hay nada que hacer. La gente se desespera y muchos que entran siendo buenas personas se convierten en malas».

Hace un año muchos de los griegos de Quíos, entre ellos el propio Manolis, ofrecieron una extraordinaria ayuda a las miles de personas que llegaban hambrientas, heladas y asustadas a las playas. Pero la opinión pública local ha cambiado drásticamente. Manolis Vournous, alcalde de la isla, describe así el sentir de la gente: «Los habitantes de Quíos estuvieron del lado de los refugiados, ofreciéndoles comida, ropa… Mostraron compasión y entendimiento. Sin embargo, la presencia prolongada de los refugiados ha creado muchos problemas» .

Tres mil quinientos en Quíos

En las islas del Egeo hay cerca de 15.500 refugiados e inmigrantes . Solo Quíos da cobijo a más de 3.500, aunque el Estado griego solo proporciona aquí 1.100 plazas. El resto las cubre Acnur y otras organizaciones no gubernamentales.

El ministro de Inmigración, Yiannis Mouzalas, justifica la decisión de mantener a miles de personas en las islas en que transferirles a la Grecia continental podría «amenazar» el acuerdo con Turquía . Para minimizar tensiones con la comunidad local, Mouzalas propone centros «cerrados». En Quíos ya hubo durante un tiempo un campamento del que los refugiados no podían salir, pero las protestas de los reclusos y las críticas de las ONG consiguieron cambiar las normas del centro.

«El acuerdo UE-Turquía ha funcionado muy bien para la UE, pero no para Quíos»

El propio alcalde de la isla reconoce que «las condiciones miserables» en las que ahora viven los refugiados e inmigrantes provoca «tensión». «El acuerdo UE-Turquía ha funcionado muy bien para la UE, pero no para Quíos», protesta Vournous. Según denuncia, Bruselas y Atenas «no están prestando suficiente ayuda».

No obstante, todas las asociaciones humanitarias consultadas por este periódico han destacado las trabas burocráticas que el Ayuntamiento está poniendo para la instalación de nuevas tiendas o la adecuación de los campamentos a los temporales del invierno en Quíos. Falta de electricidad y acceso regular a agua son las quejas más comunes.

Denegando permisos, el Gobierno local quiere evitar que su presencia sea permanente, aunque ya lo es en la práctica. Debido a los pocos entrevistadores disponibles en el país, el tiempo de espera para dar una respuesta a las solicitudes de asilo es de un año . Demasiado tiempo para evitar la desesperación.

Acogidos en su casa

Pero, a pesar de la tensión social, sigue habiendo vecinos en Quíos dispuestos ayudar a los refugiados en todo lo posible. Un ejemplo es el empresario turístico Kostas Tanianis, quien prefiere no dar relevancia a las amenazas que ha sufrido por ello. «No es agradable no poder abrir la puerta de tu negocio. O encontrarte animales muertos en tu garaje».

Durante más de dos meses Kostas, cuyo padre, como muchos otros griegos, también tuvo que emigrar de la actual Turquía, ha acogido a una familia siria bajo su propio techo. «En unos días se marchan ya para Atenas. Les vamos a echar de menos».

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