Talibanes infiltrados matan a 25 policías y militares afganos

El acuerdo firmado en Doha el 29 de febrero entre talibanes y Estados Unidos ha acabado con la yihad de los islamistas contra las tropas extranjeras, pero no con la guerra interna entre afganos. Por segunda vez esta semana los talibanes volvieron a recurrir al uso de infiltrados para golpear a las fuerzas de seguridad afganas. Al menos 25 soldados y policías perdieron la vida en un ataque perpetrado en la provincia de Zabul, al sur del país, y las autoridades de Kabul clamaron venganza. Los talibanes contaron con la complicidad de varios agentes de policía que lanzaron la operación por sorpresa, según denunció el jefe del consejo provincial, Atta Jan Haq Bayan, en declaraciones recogidas por el canal Tolo. El sábado se produjo una acción similar en Kandahar, también al sur de Afganistán y uno de los principales bastiones de los talibanes, cuando otro agente abrió fuego contra sus compañeros, mató a cuatro y se pasó a las filas de la insurgencia.

«Las Fuerzas de Defensa y de Seguridad afganas no dejarán este ataque sin respuesta y vengarán la sangre de los mártires», aseguró en un comunicado el Ministerio de Defensa , que 24 horas antes de lo ocurrido en Zabul anunció que reanudaba sus operaciones contra los insurgentes debido al gran número de ataques sufridos desde comienzos de mes.

El diálogo entre afganos previsto en el documento de Doha no solo no ha comenzado, sino que parece imposible en estos momentos debido a la violencia. Kabul y los talibanes debían ponerse de acuerdo para realizar un intercambio de prisioneros antes de iniciar las conversaciones, pero a la falta de confianza hay que añadir los muertos de las últimas semanas y las deserciones en el seno de las fuerzas de seguridad.