Segunda Guerra Mundial

El Supremo alemán confirma la condena al contable de Auschwitz y abre la puerta a juzgar a cómplices del Holocausto

Oskar Gröning, de 95 años, fue condenado a cuatro años de cárcel por complicidad en 300.000 asesinatos

Oskar Groening, conocido como el contable de Auschwitz AFP

ROSALÍA SÁNCHEZ

Era el encargado de contabilizar el dinero confiscado a los prisioneros a su llegada al campo de concentración y organizar los envíos a la central de las SS, además de clasificar las joyas y fundir los dientes de oro, tomando nota de todo escrupulosamente. Durante el juicio, ha reconocido su “responsabilidad moral”, pero se ha declarado inocente. El tribunal de Luneburgo, sin embargo, ha emitido hoy la sentencia en firme que condena a Oskar Gröning , a sus 94 años de edad , a cuatro de prisión por la complicidad en 300.000 asesinatos. Solo ha aceptado como atenuante el largo tiempo transcurrido entre los hechos juzgados y la celebración del proceso, pero establece su culpabilidad basándose en la participación pasiva en un mecanismo criminal masivo.

“La primera vez que esperé en la rampa la llegada de los prisioneros a Auschwitz, vi como una madre bajaba del vagón dejando a su hijo atrás. Era pequeño y comenzó a llorar y a gritar. Entonces uno de los SS se adelantó, lo agarró por una pierna y lo levantó en el aire, haciendo chocar con fuerza su cabeza contra el vagón. Los gritos cesaron”. Este fue uno de los momentos que recordó ante el Tribunal durante su declaración el oficial de las SS destinado a Asuchwitz.

La acusación se centra en el verano de 1944, cuando en el marco de la denominada “Operación Hungría” llegaron al campo 425.000 deportados procedentes de ese país y al menos 300.000 de ellos fueron ejecutados en las cámaras de gas . “Sí, lo sabíamos. Se nos informaba que los prisioneros que no podían trabajar eran eliminados, esa era la expresión”, ha confirmado, satisfecho por el hecho de dejar testimonio de que los crímenes existieron y manifestando “dolor” y “vergüenza” ante las víctimas y tratando de describir el clima moral en que aquellos crímenes fueron cometidos: “pensábamos que aquel trabajo no era agradable, pero que alguien tenía que hacerlo” .

Groening perteneció a las Juventudes Hitlerianas y comenzó en un banco una próspera carrera que interrumpiría para unirse a las Waffen-SS. Fue destinado a Auschwitz en 1942. Tras la guerra, volvió a reunirse con su mujer y a retomar su vida normal. Él mismo ha reconocido que la saludó con la frase: “haznos un favor a los dos y evita las preguntas”. Se instalaron inicialmente con sus suegros, hasta que obtuvo un empleo en una fábrica de cristal y llevaron una plácida y tranquila vida de clase media, en la que Gröning alternaba el trabajo con su pasión por la filatelia. Varios intentos de llevarle a juicio fracasaron debido a que no cometió físicamente ningún crimen, pero la sentencia Demjanjuk de 2011 sentó jurisprudencia acerca de la culpabilidad de quienes ayudaron indirectamente a los asesinatos.

Aunque durante el juicio fue más considerado con las víctimas, antes del proceso declaró que "presuponer que el hecho de pertenecer a un amplio círculo de personas que vivían en una guarnición donde tuvo lugar el exterminio de los judíos ya confiere un aura de criminal es un error… en este mundo las cosas son así. ¿Es que tengo que fustigarme y vivir de raíces como en Tannhäuser por haber pertenecido a aquella organización?.. Hay otra forma de verlo, la de que cada uno es libre de hacerlo lo mejor posible dentro de la situación en que se encuentra”. Su entrada o no en prisión dependerá de su estado de salud.

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