Suníes y chiíes podrían acercarse para luchar contra «su enemigo común»

Los movimientos radicales de ambas corrientes, que hoy luchan en Oriente Próximo, buscan una tregua para centrarse en EE.UU.

Un simpatizante de Hizbolá llora durante la retransmisión de los funerales de Suleimani en el Líbano EP

F. de A.

Aunque Trump intenta sacar partido electoral de la crisis con Irán, la escalada de golpes y contragolpes juega también en contra de los intereses de Occidente en su combate contra el islam radical, tanto suní (corriente mayoritaria) como chií (15 por ciento de los musulmanes).

El choque entre Washington y Teherán, capital del islam chií, va a llevar, al menos momentáneamente, a reducir la rivalidad entre las dos corrientes extremas del islamismo para centrarse en su gran enemigo común: Estados Unidos. Es de prever, por tanto, un acercamiento entre movimientos radicales enfrentados hoy en Irán, Irak, Líbano, Afganistán y quizá en las guerras civiles de Siria y Yemen, que tienen un ingrediente importante religioso, de lucha entre suníes y chiíes.

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