ELECCIONES EN IRLANDA
«Sueño con una Irlanda unida»
Viaje a la frontera irlandesa donde convive la contradicción de querer unir la isla pero sin el Sinn Fein
Thomas tiene 75 años , de los cuales lleva 40 en Dundalk, una ciudad cerca de la frontera, equidistante entre Dublín y Belfast , donde fue el dueño de una empresa de la zona hasta su jubilación. «Recuerdo como si fuera ayer la violencia, las bombas, la sangre… Los jóvenes no saben lo que fue todo aquello, tanto dolor que creo que no será borrado hasta que muera el último de nosotros que lo vio con sus propios ojos. Nos queda al menos una generación más». Lo dice mirando al infinito, como reviviendo mientras habla alguno de esos instantes del horror de lo que llama «los tiempos del IRA». «Viví parte de mi juventud en Irlanda del Norte, en Inglaterra, así que mi visión es muy global. Y lo que veo a veces no me gusta», dice, con serenidad, sin rabia, pero con preocupación. «Recuerdo a mis compañeros que fueron asesinados, a las familias que dejaron de hablarse, a los vecinos que dejaron de ser amigos», dice y por eso considera que «el Sinn Fein jamás podrá ser considerado un partido legítimo, porque lleva un pasado muy oscuro a sus espaldas y no han puesto suficiente distancia entre su situación actual y su pasado con el IRA».
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Al preguntarle por el Brexit, dice que si hubiera sido británico, hubiera votado por quedarse en la UE. «No entiendo a qué viene ahora esta separación que no tiene ninguna lógica, cuando la historia ha demostrado que lo que mejor funciona es la unión. El Gobierno británico no ha considerado las dificultades que todo esto supone en la frontera, donde hay gente que tiene su casa con la puerta principal en un país y la trasera en el otro». Y me invita a dar un paseo en coche justo por la línea entre ambos países. «Imagínese una frontera dura aquí, es inconcebible».
Mucho dolor
También hablo con Catriona, de 72 años, que llega a uno de los centros de votación de la ciudad después de quince minutos en los que los únicos presentes eran los miembros de las mesas. Hace frío y el lugar está desolado. «Hay mucho dolor en el corazón de los irlandeses viejos como yo», dice. Y confiesa que se siente confundida, porque aunque «sueño con morir en una Irlanda unida, lo deseo con todo mi corazón», no quiere ver en el Gobierno al Sinn Fein, que es el partido que plantea la opción de un referéndum a ese respecto dentro de cinco años. Cuenta que su marido, norirlandés ya fallecido, murió hace una década esperando ese «milagro». Dice que su primera opción de voto es el partido del actual primer ministro Leo Varadkar, el Fine Gael, porque «ha hecho bien las cosas con el Brexit, quizá no lo suficiente, pero las otras opciones son peores».
A Simon, de 39 años, el Brexit le «importa muy poco», salvo si al final tiene consecuencias en la frontera, porque aunque vive en Dundalk, la cruza una vez a la semana por motivos laborales. Dejó su natal Dublín hace cinco años porque «es imposible vivir ahí, no quería llegar a los 40 años con un título profesional y viviendo en un piso compartido con tres personas más por no poder pagar un sitio solo para mí». Dice que ese es el mayor problema actualmente en el país, y explica que incluso hay «familias enteras de cuatro personas cada una compartiendo pisos pequeños», lo cual califica como «tercermundista». Su esperanza está «en un cambio de modelo, de abandonar el bipartidismo». No dice que va a votar al Sinn Fein, pero asiente con la cabeza cuando se lo pregunto directamente.