PRESIDENCIALES EN PORTUGAL

Sousa, arquetipo de la ecuanimidad lusa

La televisión le ha mostrado durante años como un hombre equilibrado y cercano a las preocupaciones de la gente

Sousa es felicitado tras las elecciones de este domingo EFE

FRANCISCO CHACÓN

El aval del expresidente de la Comisión Europea, el también conservador José Manuel Durao Barroso , se alió con la fuerte popularidad televisiva (fraguada en sus años de comentarista político en la TVI) para convertir a Marcelo Rebelo de Sousa en la primera opción de los portugueses a la hora de elegir presidente de la República.

Su gancho es tal que desde los sectores más contrarios a su perfil conservador se han alzado numerosas voces que mostraban preferencia por él, en vista de que la pequeña pantalla lo ha mostrado como un hombre cercano y habitualmente adscrito a la ecuanimidad.

Tanto es así que un tercio de los simpatizantes del Partido Comunista mostró en las últimas semanas su sintonía con don Marcelo, el profesor de Derecho que nunca es rehén de las estridencias. Una revelación sorprendente, pero tal vez no demasiado si tenemos en cuenta que el candidato del Partido Comunista Portugués, Edgar Silva , se ha distinguido siempre por una línea excesivamente ortodoxa, la misma que hace que este partido sea que más reclama medidas tan extremas como que Portugal abandone la zona euro.

Tres cuartos de lo mismo sucedía con una de las dos mujeres en liza, Marisa Matias , del Bloco de Esquerda (sí, la misma que contó con el respaldo de Pablo Iglesias en un viaje relámpago).

Se trata, por supuesto, del mejor termómetro para certificar el equilibrio político que caracteriza a Rebelo de Sousa, todo un histórico de la política portuguesa , tal como puso de relieve con dos iniciativas que no habrían resultado igual sin su contribución: poner en pie el Partido Social Demócrata, clave durante los últimos años tras el descalabro que sufrió el país en manos de José Sócrates, y fundar el semanario «Expresso», un refugio para el sentido crítico y la reflexión.

«La izquierda de la derecha»

No faltan quienes le acusan de «ambiguo y contradictorio». Tampoco los que pretenden sacarle los colores al retrotraerse a su fracaso total cuando se propuso alcanzar el sillón de alcalde de Lisboa.

Entre los objetivos fundamentales de este profesor de Derecho y comentarista político en la televisión, se encuentran «desdramatizar la vida política», como él mismo ha declarado. Del mismo modo, no le duelen prendas para proyectarse al exterior como «el representante de la izquierda de la derecha» portugesa.

Pero una cosa es hacer equilibrios para que no se resquebraje la correlación de fuerzas (léase cohabitación con manos de hielo), y otra muy distinta que Marcelo Rebelo de Sousa se plantee ejercer de «contrapoder» del socialismo personificado en António Costa.

Así es esta personalidad tan arquetípicamente portuguesa, que tiene ante sí la misión de dar el relevo a Aníbal Cavaco Silva después de sus dos mandatos consecutivos, es decir, el tope permitido por la norma. Un Cavaco Silva que anunció ayer al votar que tiene «derecho al descanso» después de haber estado diez años al frente del Estado «cumpliendo los términos de la Constitución y la ley».

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