Sospechas de que la inteligencia rusa está detrás del escándalo sexual del candidato de Macron a París
El presidente declaró el fin de semana en la Conferencia de seguridad trasatlántica de Múnich: «Rusia continuará intentando desestabilizarnos»
Abogados, políticos, prensa escrita y audiovisual, se preguntan, no siempre a media voz, si el porno escándalo protagonizado por Benjamin Griveaux, ex portavoz personal de Emmanuel Macron, no pudiera ser una «operación de desestabilización» concebida por los servicios de inteligencia rusos.
El matutino conservador Le Figaro fue el primero en subrayar que el «método» utilizado por los extraños personajes que lanzaron el escándalo ha sido utilizado en muchas ocasiones por los servicios de seguridad soviéticos y rusos.
Piotr Pavlenski, el artista ruso que lanzó los vídeos porno protagonizados por el ex candidato macroniano a la alcaldía de París, acompañados por dos de sus compañeras sentimentales, pudo ser manipulado por agentes rusos especializados en el montaje de escándalos desestabilizantes.
El semanario liberal L’Express abunda en esa hipótesis, preguntándose a toda página: «¿Hay una intervención rusa tras el porno escándalo Griveaux?».
Richard Malka, abogado de Griveaux y del semanario satírico Charlie Hebdo, parece creer en tal eventualidad, cuando declara: «Un individuo de pasado tan oscuro, perseguido y liberado por la policía rusa, no puede ser el único protagonista. Alguien ha podido manipularlo, con fines que van mucho más allá de la destrucción política de Griveaux».
Sin citar expresamente el caso de su ex portavoz, Emmanuel Macron declaró el fin de semana en la Conferencia de seguridad trasatlántica de Munich: «Rusia continuará intentando desestabilizarnos». En su día, el partido de Macron, La República En Marcha (LREM), denunció el «pirateo» de sus ordenadores, acusando directamente a los servicios de seguridad rusos.
Varias cadenas de radio y tv evocan la misma hipótesis, repitiendo al unísono: Piotr Pavlenski, el activista ruso, ha protagonizado una «extraña» evolución política, convirtiéndolo en un personaje «equívoco», manipulador y manipulable.
Se trata de hipótesis, especulaciones, interpretaciones… solo apoyadas con estimaciones de difícil confirmación. Queda la evidencia: el porno escándalo Griveaux ha caído como una poderosa bomba fétida en el paisaje político nacional, con efectos perversos para Emmanuel Macron y su partido, sin otros beneficiarios claros que los extremismos populistas de izquierda y derecha ultra.