Un soldado ruso mata a tiros a ocho compañeros en un cuartel de Siberia
Otras dos personas han resultado heridas. El agresor ha sido detenido
Un recluta de 20 años apellidado Shamsutdínov y supuestamente en estado de embriaguez abrió fuego este viernes contra un oficial, el capitán Evséyev, y después, cuando el resto de los militares que allí se encontraban se echaron cuerpo a tierra para ponerse a salvo, los mató estando tendidos en el suelo.
Ocho muertos en total. Perecieron abatidos por la balas de un fusil automático, además del capitán, un teniente y seis soldados. Hay además dos heridos por arma de fuego que tuvieron que ser hospitalizados. El incidente se produjo en un acuartelamiento situado en la región siberiana de Zabaikal , fronteriza con China y Mongolia, justo en el momento del cambio de guardia.
Según varios canales rusos de Telegram, el agresor fue reducido por militares del destacamento y, durante el interrogatorio, aseguró no estar arrepentido en absoluto de su actuación. Todo indica que fue víctima de acoso y trato vejatorio.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso lo niega y explica su compartimiento afirmando que «sufrió una crisis de nervios por motivos personales no vinculadas a su servicio en el Ejército». Se ha abierto causa penal contra Shamsutdínov y enviado a la base militar una comisión de investigación para esclarecer en detalle lo sucedido.
Este tipo de situaciones no son muy frecuentes en las tropas rusas, pero se repiten de vez en cuando y parecen tener siempre como contexto la brutalidad del trato a los reclutas, algo mucho más frecuente, incluidas las humillantes novatadas que padecen. Se han dado casos de muertes por neumonía de soldados que fueron obligados a permanecer al raso con temperaturas muy por debajo de cero.
Un caso muy sonado, hace ya 13 años, fue el del recluta Andréi Síchev, que entonces tenía 18 años, en un batallón acorazado de la localidad de Bishkil (región de Cheliábinsk, en los Urales). A modo de novatada, fue torturado durante tres horas por un sargento ebrio la noche de fin de año mientras otros soldados y oficiales contemplaban complacidos el espectáculo. El joven perdió las extremidades inferiores y los genitales a causa de las lesiones. Fue obligado a andar de cuclillas mientras era golpeado en las piernas. Los hematomas se le gangrenaron.
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