Los siete pecados capitales de los yihadistas

La lista ha sido enunciada por los líderes religiosos de Egipto, Nigeria, Pakistán e Indonesia, pero no por los de Arabia Saudí e Irán, los centros espirituales de suníes y chiíes

Yihadistas de Daesh en Irak, en un vídeo de propaganda AFP

FRANCISCO DE ANDRÉS

Cada atentado terrorista suicida del autodenominado Estado Islámico ( Daesh , en su acrónimo árabe) se ve automáticamente acompañado por declaraciones en cadena de dirigentes musulmanes -en particular de los instalados en Occidente-, que subrayan que "el islam es una religión de paz” y tratan de anatemizar la guerra santa. Desde finales de 2014, el bloque tolerante y pacifista del islam tiene un documento político-religioso de referencia: la declaración suscrita por más de 120 personalidades religiosas y académicas de todo el mundo, dirigida al líder de Daesh, Abu Bakr Al Bagdadi , para denunciar sus “tesis heréticas”.

El documento del 24 de septiembre de 2014 usa los mismos versículos del Corán que utilizan los yihadistas, para deslegitimar su lucha armada y en particular sus prácticas terroristas. La declaración denuncia en particular una serie de prácticas del movimiento armado de Al Bagdadi, que gobierna hoy buena parte de Siria e Irak, como contrarias a la doctrina de Mahoma. Enunciados de modo simple, los principales preceptos que violan los yihadistas de Daesh son siete:

1. El islam prohíbe emitir ningún decreto o norma legal si no se domina la lengua árabe

2. Está prohibido en el islam matar a inocentes

3. El islam prohíbe matar a emisarios, embajadores y diplomáticos, por lo que también está prohibido matar a periodistas y trabajadores de Ong

4. El Corán prohíbe hacer daño o maltratar a los cristianos pues pertenecen a la “Gente del Libro”

5. El islam prohíbe forzar a nadie a la conversión

6. El islam prohíbe desfigurar a los muertos

7. No está permitido en el islam declarar un califato sin el consenso de todos los musulmanes

La declaración, promovida por asociaciones musulmanas de Occidente, fue suscrita por el gran mufti de Egipto, el de Jerusalén y Toda Palestina, y prominentes clérigos y juristas de Nigeria, Pakistán e Indonesia. Pero no aparece rubricada por las autoridades religiosas de Arabia Saudí -guardiana de los lugares santos de La Meca y Medina y primera promotora de mezquitas suníes en todo el mundo- ni por las de Irán , centro espiritual de la minoría chií.

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