Ramón Pérez-Maura - HORIZONTE

Si yo fuera francés...

El auge del Frente Nacional continúa sin cesar, porque las causas que generan su demagogia siguen vivas

El candidato a la presidencia de Francia, Emmanuel Macron EFE
Ramón Pérez-Maura

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La de hoy es una elección presidencial fascinante. No tanto por el resultado final, del que creo que no duda nadie, sino por la forma en que se ha llegado a poner a Emmanuel Macron a las puertas del Palacio del Elíseo. Como muy bien ha dicho mi maestro el académico Jean d’Ormesson («Je voterai pour Emmanuel Macron», Le Figaro 28-04-2017), «hay dos méritos que no se puede negar a Macron: de entrada el que es uno de los pocos -con Raymond Aron- que ha denunciado la hemiplejía izquierda/derecha; y además es el único que ha cortado el camino al Frente Nacional». La realidad es que durante décadas se ha denunciado de todas las maneras posibles lo que representa el Frente Nacional. Pero lo cierto es que su crecimiento ha sido constante. A pesar de los ataques unánimes de los partidos tradicionales y de los grandes medios de comunicación, hace dos semanas, uno de cada cinco franceses votó por el FN. Y hoy, probablemente más de uno de cada tres votará por Marine Le Pen.

Es mucho lo que me aleja de la corrección política de Macron. Pero no tengo ninguna duda de que si yo fuera francés, hoy votaría por Macron. Y además lo diría -como D’Ormesson-. Porque frente a un programa como el de Le Pen, que es un modelo de demagogia en lo económico y en lo social, frente a su rechazo a Europa y al Euro y frente a su voluntad de cerrar las fronteras a toda forma de asilo e instaurar un proteccionismo riguroso, yo votaría por quien encarna los valores opuestos. Frente a ese programa de Le Pen, Macron es la única esperanza y la mayoría de los franceses, que no son ni de extrema derecha ni de extrema izquierda -y esos sumaron un 40%- en la primera vuelta-, tiene el imperativo moral de salir a respaldar a Macron.

Macron va a llegar a la Presidencia de la República teniendo como única experiencia en la vida pública el haber sido ministro de uno de los gobiernos con mayor índice de rechazo de la historia de la V República. Pero ha sobrevivido a ello gracias a ser probablemente el más lúcido de los ministros de François Hollande y el menos sectario y conformista.

Contra las demagogias antieuropeas e intolerantes de Le Pen, Macron representa hoy la única esperanza de los franceses. Pero precisamente porque va a recoger el voto de quienes hubieran preferido como presidente a Fillon, a Hamon o a Juppé, Macron está más lejos que ningún otro presidente de tener un cheque en blanco. En 2002 Chirac ganó en segunda vuelta a Le Pen sin necesidad de jugar el partido. Hogaño el candidato socioliberal ha tenido que emplearse a fondo y participar en un debate electoral que parece haberle sido muy rentable, pero que podía haber salido muy mal.

La democracia francesa, tan admirable en algunos aspectos, nos da hoy otra muestra positiva. Pero no olviden que el auge del Frente Nacional continúa sin cesar. Y eso ocurre porque las causas que generan su demagogia siguen vivas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación